Cuando el poder corrompe: Reflexiones masónicas sobre la responsabilidad y la ética

Ultima Actualización: julio 16, 2023Por

Había una vez un Maestro masón que había esperado pacientemente durante más de una década para ser elegido y dirigir los trabajos de su taller. A lo largo de los años, había enfrentado rechazos debido a su falta de compromiso, asistencia irregular, impago de cuotas y su actitud prepotente. Pero un día, su sueño se hizo realidad y finalmente fue elegido para liderar la venerable logia.

En su discurso de aceptación, prometió cambiar las prácticas negativas, los excesos y los abusos, y se comprometió a reintegrar a los hermanos y hermanas que se habían alejado de la masonería. Todos estaban emocionados y levantaron sus copas para brindar por la armonía y la unidad. Sin embargo, pronto descubrieron que las palabras del nuevo Venerable eran solo eso, palabras vacías.

En cada reunión, interrumpía a los oficiales y dictaba cómo debían expresarse y actuar. Siempre argumentaba que él representaba a los masones buenos, a aquellos que buscaban poner fin al nepotismo y la corrupción del pasado. Si apoyabas sus actitudes y decisiones, te beneficiabas de su favoritismo. Pero si te atrevías a cuestionarlo, te convertías en un traidor, enemigo de su supuesta lucha contra la vieja guardia. No había lugar para el debate ni para el pensamiento crítico, solo estabas a favor o en su contra.

El Venerable controlaba cada aspecto de la logia. Decidía quién podía ser iniciado, quién recibiría un aumento de salario y quién podría ascender en los grados. No existía un proceso justo y transparente, todo dependía de su voluntad. Además, reemplazó a oficiales competentes por familiares cercanos y las cuotas masónicas aumentaron drásticamente. La filantropía y la generosidad desaparecieron, y en su lugar, se celebraban rifas benéficas sin rendición de cuentas.

Lo más sorprendente fue que, cuando algo salía mal o era cuestionado, el Venerable siempre culpaba a sus predecesores en el cargo. Nunca asumía responsabilidad por sus propios errores y acciones. La situación se volvía cada vez más tensa y disfuncional.

Un día, un aprendiz inquieto decidió cuestionar al Venerable durante uno de sus discursos egocéntricos. Le preguntó directamente si era justo culpar constantemente a los que lo precedieron en el cargo. ¿No debería asumir su propia responsabilidad en lo que estaba sucediendo en la logia? Esta pregunta desencadenó una reflexión profunda en todos los presentes.

La historia nos invita a reflexionar sobre las decisiones que tomamos en nuestra propia búsqueda masónica. ¿Estamos dispuestos a seguir adelante y convertirnos en Maestros para cambiar las cosas desde adentro? ¿O deberíamos buscar otra logia que tenga principios más sólidos y éticos? ¿Qué podemos hacer diferente para evitar repetir experiencias como esta en el futuro?

Recordemos que la masonería se basa en principios de fraternidad, justicia y sabiduría. Si encontramos un Venerable que no respeta estos principios, debemos tener el coraje de tomar decisiones que estén en línea con nuestros valores y buscar la verdadera esencia de la masonería en otros lugares.

En última instancia, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de ser un verdadero maestro de nuestras propias vidas y elecciones. No permitamos que los errores de otros nos desalienten, sino que aprendamos de ellos y sigamos adelante con integridad y sabiduría.

¡Que cada elección que seas parte del proceso de renovación, sea en lo profano o lo masónico, encuentres el camino masónico y sea guiado por la compasión, la empatía y el amor hacia nuestros semejantes, y que podamos construir logias basadas en principios sólidos y en la verdadera esencia de la masonería!

Con afecto fraternal,
Hermano Benjamín

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