GRADO TRIGESIMO

CABALLERO KADOSCH

O

CABALLERO DEL AGUILA BLANCA Y NEGRA

ENSEÑANZAS COMPENDIADAS DE LOS GRADOS I AL XXX

CABALLERO KADOSCH O DEL AGUILA BLANCA Y NEGRA

KADOSCH es una palabra hebrea que significa “puro”, “santo”, “santidad”, “consagrado”, “purificado”,

Hay varios Kadosch. Los Rituales Franceses mencionan

siete:

1° El de los Hebreos. 2° El de los Primeros Cristianos. 3° El de las Cruzadas. 4° El de los Templarios. 5° El de Cronwell o de los Puritanos. 6° El de los Jesuitas, y 7° ‘El Grande ‘, el verdadero Kadosch, separado de toda secta, libre de toda am­bición, que abre sus brazos a lodos los hombres, y que no tiene más enemigo que el vicio, el crimen, el fanatismo, la supers­tición y la ignorancia.

En todos los Kadosch, las palabras, signos y tocamientos, son en esencia los mismos.

DECORACION DEL CONSEJO

Cualquiera Cámara sirve para las sesiones comunes; pero si se trata de iniciación, es preciso habilitar y preparar cuatro distintas. Las dos primeras son preparatorias y llevan el nom­bre de Primera y Segunda Cámaras del Consejo, la Tercera lleva el nombre de Areópago y la Cuarta se llama Senado.

Se necesita, además, el CUARTO DE REFLEXIONES de los Aprendices.

PRIMERA CAMARA,

El Sepulcro

Cortinaje negro y en general aparato fúnebre completamente. Una sola lámpara triangular alumbrará, estando ésta pendida del techo. Esta cámara debe comunicarse con un ga­binete o sótano al que se entra bajando algunos escalones. No se permite otra luz sino la que lleva el Recipiendario. Este es el lugar de las reflexiones. En el centro de la cáma­ra un túmulo pintado, imitando mármol negro; sobre el túmulo un ataúd cubierto con un velo negro y otros objetos, emblemas de destrucción. Sobre una mesita se colocarán tres cráneos: el del centro coronado de flores y laureles; el de la derecha con una corona real y el de la izquierda con una tiara pon­tificia. En el ataúd yace envuelto en una mortaja uno de los miembros del Areópago. En ángulo recto con el sepulcro habrá un banco para el Recipiendario. Al frente se destaca un cuadro negro, en el que se leen, escritas en gruesas letras blancas, estas palabras: SOLO EL QUE VENCE LOS TERRO­RES DE LA MUERTE ES DIGNO DE INICIARSE EN LOS GRAN­DES MISTERIOS. En el fondo de la Cámara habrá una puerta secreta de escape, a fin de que el Caballero que está en el ataúd pueda salir sin ser visto por el postulante. El Postulante, con los ojos vendados, es introducido con precipitación a esta Cámara, y al instante se le quita la venda. El Postulante debe vestir túnica negra con una cruz roja bordada en el pecho. Todos los Caballeros, durante la iniciación, usarán dóminos negros, cubiertos completamente, teniendo única­mente ojuelos en los dominós, para que el o los candidatos no se den cuenta de quiénes son los Caballeros presentes.

Se habla aquí de UNO DE LOS CABALLEROS DEL AEROPAGO, siguiendo la rutina y texto de antiguas liturgias. Podrá seguirse la misma práctica, SIEMPRE QUE EL CABALLERO QUE DEBE DESEMPEÑAR TAN IMPORTANTE PAPEL EN LA CEREMONIA DE RECEPCION, SEPA BIEN LO QUE TIENE QUE DECIR, SIN TITUBEOS Y SIN TENER QUE LEER EN LIBRO O PAPEL ALGUNO. Cuando no se pueda hacer así o el Consejo cuente con poco personal, es de recomendarse que en el ataúd se coloque una figura de cera y allí mismo debe desem­bocar un transmisor de sonido que se haga funcionar a distancia desde un lugar oculto, para que el postulante solamente perciba que la voz sale de! mismo ataúd. A esta recomendación se debe que en el texto del ritual, en lugar de citarse a! que hace de cadáver, se asiente la palabra “micrófono” para las admoniciones que se le hacen al candidato.

SEGUNDA CAMARA.

El Altar

Cortinajes blancos. Hacia el medio dos altares: en uno de ellos se pone una URNA que contenga espíritu de vino, que es con lo que se alumbra la Cámara. En el otro se pone un brasero con fuego e incienso al lado. En lugar ade­cuado habrá tres luces: una blanca, otra roja y otra verde; así como un cuadro negro con letras blancas que diga: GLO­RIA A DIOS EN LAS ALTURAS Y LIBERTAD AL HOMBRE EN LA TIERRA. Todos los Caballeros vestirán de etiqueta, o en último caso, de riguroso negro.

TERCERA CAMARA.

El Areópago

Cortinajes azul claro. El cielo azul y tachonando de estre­llas. El departamento estará dividido en dos partes por una cortina a la mitad de la distancia entre la entrada y el Oriente. En el Oriente una plataforma a la cual se asciende por siete escalones. Sobre ¡a plataforma habrá siete asientos. Uno en el centro y hacia atrás para el Juez Supremo, y tres a cada lado, dándose frente, para los Jueces Francos.

Siete miembros únicamente componen el Areópago: se lla­man JUECES FRANCOS, y se colocarán, tres a la derecha y tres a la izquierda del Soberano Juez, en semicírculo, con una mesa triangular delante de cada uno de ellos, elevada por dos escalones. Los rostros y cuerpos de los CCab, estarán velados de negro y cada uno de ellos tendrá un collarín, una medalla numerada: 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7, y una varilla larga y blanca en la mano. Sobre el sitio del Juez Supremo, un dosel carmesí cuyos cortinajes caen hasta el piso por ambos lados de la plataforma, a manera de tienda de campaña. Sobre el Juez Supremo se encuentra el Pendón de la Orden, En frente del asiento del Juez Supremo, abajo de la plataforma, hay un altar y sobre éste una espada, una balanza, el libro de las Constituciones, y sobre este último dos dagas de Kadosch. Al frente un cuadro con este letrero: CUMPLE CON TU DE­BER SIN MIRAR LAS CONSECUENCIAS. En el Este, Norte y Sur de! Altar habrá tres candelabros, uno a cada lado, cada uno de ellos con tres brazos. En cada brazo arde una bujía de cera amarilla; los candelabros llevan lazos de crespón negro.

El Gran Introductor se llama en esta Cámara GRAN PRE­BOSTE DE JUSTICIA; usará espada y puñal, llevará la visera calada y se colocará a la puerta del Areópago.

El graduante estará cubierto con un velo negro transpa­rente. De esta Cámara se pasa al cuarto de reflexiones.

CUARTA CAMARA

El Senado

Cortinajes encarnados: Al Este un trono, sobre el cual habrá un Águila, con las alas desplegadas y un puñal en las garras. Alrededor del cuello del Águila se pone una cinta negra, de la cual penderá la cruz teutónica de la Orden. Sobre el pecho del Águila, hay un triángulo equilátero, en medio del cual se lee el nombre de DIOS; ADONAI, y alrededor esta leyenda: NEC PRODITOR. NEC PRODICTUS. INNOCENS FERET La colgadura del dosel es de terciopelo negro y blanco salpicado de cruces teutónicas de color encarnado. Detrás del trono del M.P.G.M., estarán los estandartes de !a Or­den; el uno es blanco con dos listones verdes, formando una cruz y el lema DEUS VULT; el otro es verde por un lado y tiene una cruz teutónica encarnada; por el otro un Águila negra, de dos cabezas, con un puñal en las garras y la divisa: AUT VINCERE AUT MORI, bordada en plata. El Águila tiene los picos y las uñas de oro. Nueve velas amarillas alumbra­rán la Cámara, en medio de la cual hay una escalera de dos ramales, la cual permanecerá cubierta hasta que el candidato preste su juramento.

OFICIALES, TITULOS, ETC.

Los Grandes oficiales de un Consejo Kadosch son:

1° El Muy Poderoso Gran Maestro.

2° El    Primer Gran Teniente.

3° El Segundo Gran Teniente.

4° El Gran Canciller.

5° El Gran Orador o Caballero de la Elocuencia.

6° El Gran Secretario.

7° El Gran Tesorero.

8° El Primer Gran Diácono.

9° El Segundo Gran Diácono.

10° El Gran Hospitalario.

11° El Gran Maestro de Ceremonias.

12° El Primer Gran Experto.

13° El Segundo Gran Experto.

14° El Gran Porta-Estandarte.

15° El Gran Capitán de Guardias,

16° El Gran Centinela del Consejo.

Los siete primeros y el Gran Hospitalario son votados pa­ra cubrir esos puestos por elección; los demás se designan por nombramiento.

Todos los Caballeros, a! dirigirse la palabra entre sí, den­tro del Cuerpo, usarán la segunda persona del singular.

COLOCACION.

El Primero y Segundo Grandes Tenientes se sientan en el Occidente, el Primero a la derecha; el Canciller se sienta a la derecha del M.P.G.M.; el Orador al Sur; el Hospitala­rio al Norte; el Secretario y el Tesorero en los lugares acos­tumbrados en los Cuerpos Masónicos. El Maestro de Ceremo­nias hacia el Oriente, a la mitad de la distancia entre éste y el Altar, dando frente al Sur. Los Diáconos y los Expertos, en los lugares acostumbrados en las Logias Simbólicas. El Porta-Estandarte al frente y a la derecha del M.P.G.M., cerca del Pendón. El Capitán de Guardias cerca de la puerta y en el interior. E! Centinela en el exterior del salón. El Segundo Gran Teniente preside en el segundo Departamento y se titula Hierofante. El Primer Gran Teniente preside en el tercer Departamento y se titula Juez Supremo.

Los Areópagos se componen solamente de siete miem­bros y son:

El Juez Supremo.

El Canciller.

El Secretario.

El Hospitalario.

El Primer Experto.

El Segundo Experto.

Todos los Jueces se titulan JUECES FRANCOS.

El Maestro de Ceremonias atiende a éstas, y se titula PREBOSTE DE JUSTICIA.

VESTUARIO

Todos los Caballeros vestirán de etiqueta, que pueden cubrir con una túnica abierta por un lado en forma de Dalmática (encarnada) ribeteada de negro. Encima se pone una faja ne­gra con flecos de plata. De la faja pende un puñal con el mango de marfil y ébano. En el centro se pinta un ojo. El Sol, se coloca entre las letras N……….A Sombrero redondo, delante de la copa hay un sol con fondo de plata y rayos de oro. Como se indica, el traje común de los Caba­lleros Kadosch es el negro; además de la faja que entonces es encarnada, llevan una banda de izquierda a derecha. De ella pende un puñal. En la banda están pintadas de encarnado dos cruces teutónicas y un Águila de dos cabezas, con las letras C. K. M., bordadas en plata. No se usa mandil. En algu­nos Consejos los Caballeros usan el antiguo traje de los Caba­lleros del Templo; tienen batas, corazas y cascos. Esta es la observancia antigua y rigurosa. La joya es una cruz teutó­nica esmaltada de encarnado y colgada al cuello o puesta en el ojal del Frac al lado izquierdo. En lugar de esta joya se puede usar una cruz esmaltada, creada por esta Orden. En el centro de ella hay un medallón de nácar. En uní lado se ven las letras J. M., y en el otro una calavera atravesada por un puñal. Solamente dentro de los Cuerpos filosóficos pue­den usar los Caballeros sus insignias, cuando se presenten a trabajos de esta índole y por ningún motivo harán ostentación de estas insignias en los Cuerpos que constituyen la Masonería Azul, toda vez que ésta es independiente, libre, soberana y autónoma en los tres primeros grados, o sea Aprendiz, Com­pañero y Maestro. Profanamente los Caballeros Kadosch, miem­bros activos, usarán éstas en la solapa, cuando su conciencia les dicte estar compenetrados del verdadero espíritu de nuestra Noble Orden.

La joya del grado es como sigue: Un Águila de plata de dos cabezas, con las alas extendidas, midiendo 21/2 cen­tímetros de punta a punta de las alas, sobre una cruz teutó­nica de 31/2 centímetros, de oro esmaltada de rojo.

ESTANDARTES.

El Pendón es mitad blanco y mitad negro.

El estandarte es una pieza de raso cuadrada, de un metro por lado, con franjas de oro alrededor. Sobre la parte superior y a un costado, está una cruz teutónica verde; y en el centro, las palabras “DEUS VULT”; abajo las palabras “ORDO AB CHAO” y la fecha MCCCXII, todo bordado en oro. En el re­verso y en el centro, una cruz teutónica bordada en oro y de seda carmesí, con el número arábigo 30en la intersección de la cruz. El Estandarte negro es del mismo tamaño y forma que el blanco, de raso o seda negra, con las palabras “VINCERE AUT MORI” bordadas diagonalmente desde la esquina supe­rior derecha. En el centro, dividiendo las palabras, hay una cruz teutónica roja, abajo la fecha IMCCCXII. En el reverso y en el centro estará bordada un Águila de dos cabezas con las alas abiertas, pero no extendidas, con un puñal de Kadosch en las garras. Todos los bordados de este estandarte, así como las franjas, son de plata.

QUORUM.

Nueve Caballeros forman quorum para tratar de cualquier asunto; pero en todo caso deberán estar presentes et M.P.G.M. o uno de los Tenientes. Sin alguno de estos funcionarios el Consejo no puede verificar sesiones. Sin embargo, si estos car­gos quedasen vacantes al mismo tiempo, los Caballeros pueden reunirse para elegir a sus sucesores.

APERTURA DEL CONSEJO

La palabra “Caballero” se antepone al título de cada Oficial. No es permitido en este Cuerpo decir “Señor Caballe­ro”; al designarse los miembros entre sí, se usa la segunda persona del singular.

El Muy Poderoso Gran Maestro da un golpe con el puño de la espada en el trono y dice

M.P.G.M.—CCabb. Mi intención es proceder a la apertu­ra de este Cons. de CCab. Kadosch de la jurisdicción del Sup. Cons. del 33 y último grado del R.E.A. y A. para la jurisdicción de los EE. UU. MM., y os doy las gracias por la atención que habéis tenido acudiendo a mi llamado.

M.P.G.M.—Cab. Pr. Ten. ¿Cuál es tu primer deber?

P.T.—Ver si estamos a cubierto, proteger de toda indiscreción y contra toda curiosidad profana la inviolabilidad de nuestros misterios.

M.P.G.M.—Cab. Pr. Ten. Cerciórate de que estamos a cubierto.

P.T.—Cab. Seg. Ten. Cerciórate de que estamos a cubierto.

S.T.—Cab. Pri. Exp. Cerciórate de que estamos a cubierto.

Lo hace e informa.

P.E.—Cab. Seg. Ten., estamos a cubierto.

S.T.—Cab. Pr. Ten., estamos a cubierto.

P.T,—M.P.G.M., estamos a cubierto y podemos proceder. M.P.G.M.—CCab. Pri. y Seg. TTen.: Sírvanse disponer se pase revista.

El Pr. y Seg. TTen. se ponen, dé pie, empuñan sus espadas y dicen sucesivamente:

P.T.—Cab. Pr. Diá. recorre las filas del Sur y cerció­rate de que todos los presentes sean CCab. Kadosch pidiendo a todos las palabras de pase.

S.T.—Cab. Seg. Diá. recorre las filas del Norte y cerciórate de que todos los presentes son CCab. Kadosch.

Los DDiá, recorren el Templo de Occidente a Oriente y reciben de cada Cab. la palabra de pase.

S.D.—Cab. Seg. Ten., en el campamento del Norte, todos son CCab. Kadosch.

P.D.—Cab. Pr. Ten., en el campamento del Sur todos son CCab. Kadosch.

S.T.—Cab, Pr. Ten., en el Campamento Norte todos son CCab Kadosch.

P.T.—M.P.G.M., los CCab. que decoran ambos Campa­mentos son CCab. Kadosch.

M.P.G.M.—Cab. P.T. ¿Eres Cab. Kadosch?

P.T.—Lo soy, M.P.G.M.

M.P.G.M.—¿Cuál es tu edad?

P.T.—Un siglo y más, o mejor dicho, no la cuento ya.

M.P.G.M.—¿A quién conoces?

P.T.—A los terribles enemigos de la libertad y de la felicidad humana.

M.P.G.M.—Nómbralos.

P.T.—Felipe IV, apodado “el Hermoso” y Bertrand Degoth, a quien llamaban Clemente V, Papa de Roma; o más claramente, el Altar y el Trono.

M.P.G.M.—¿Qué han hecho?

P.T.—Esclavizar, explotar y embrutecer al hombre.

M.P.G.M.—Cab. Seg. Ten, ¿Qué objeto nos reúne?

S.T.—La esperanza de castigar crímenes tan nefandos.

M.P.G.M.—¿Qué hora es?

S.T.—Noche cerrada.

M.P.G.M.—Pues que la noche presta su sombra a nuestras tareas y tenemos la esperanza de castigar el crimen, anun­ciad, CCab. Pr. y Seg. TTen,, que los trabajos del Cons. van a comenzar.

Los Tenientes, por su orden jerárquico, hacen el anuncio v lo comu­nican al M.P.G.M.

Todos se ponen de pie, y si están tocados, se descubrirán. Sigue el M.P.G.M

M.P.G.M.—En pie y al orden, CCab.

A LA GLORIA DEL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO,

Fuente de la que emana la Vida Universal, bajo los auspicios del supremo Consejo de Soberanos Grandes Inspectores Ge­nerales del R. E. A. y A. para la jurisdicción de los Estados Unidos Mexicanos, y en virtud de los poderes de que me habéis investido, declaro abiertos los trabajos de este Con­sejo de Caballeros Kadosch      (nombre y número)

…………………. por el signo y la batería del grado. 00 00 00 0.

¡VINCERE AUT MORÍ! Tomad plaza. Cab. Cap. de Guardias, avisad al Centinela exterior que nuestro Cons. está en la plenitud de sus trabajos.

El Cap. de Guardias sale, cumple lo ordenado y a su regreso dice:

  1. de G.—Están cumplidas tus órdenes, M.P.G.M.

El M.P.G.M. ordena a la Secretaría que dé cuenta con el acta de los trabajos anteriores y después con los asuntos pendientes: se proponen los trámites procedentes y se concede la palabra EXCLUSIVAMENTE sobre ellos.

Si hay candidatos para recepción, afiliación o regularización, se procede a recibirlos, dando antes entrada a los visitantes que se presenten

De conformidad con las disposiciones del Supremo Consejo que ricen en la Jurisdicción Mexicana. NÓ SE RECIBIRA NINGUN CANDIDATO QUE NO HAYA ENTREGADO SU BIOGRAFIA MASONICA Y PRO EANA juntamente con la solicitud que haya hecho al Consejo para ser admitido en él.

RECEPCION

La recepción principia en el 4° Departamento. El candidato es conducido por el Maestro de Ceremonias y lo hace tomar asiento frente al trono del M.P.G.M.

M.P.G.M.—Los once grados del Aerópago, incluyendo del 19 al 29, van a serte conferidos, ya que has sido considerado digno candidato al Consejo de Caballeros Kadosch. Estos gra­dos están limpios de errores y fragilidades humanas y nos instruyen progresivamente para alcanzar el mayor grado de perfección a que puede aspirar el mortal. En estos nuevos grados, como en los del Rosa Cruz, continuamos en la cons­trucción del Tercer Templo, esperando hacer del mundo un Templo apropiado para morada del Gran Arquitecto del Uni­verso, duplicando nuestros esfuerzos hasta conseguir ese fin.

Para que puedas conocer todos estos grados en una noche y quedar enterado tanto de sus enseñanzas como de las obligaciones que cada uno de ellos te impone, te damos breve­mente la parte substancia! comprendida en los grados del 19 a! 29.

P.T.—En el grado 19, llamado Grado del Gran Pontífice, estás obligado _ a consagrarte a ¡a causa de la Justicia, de la Verdad y dé la Tolerancia. Intentarás hacer algo en bien de tu país, y de la Humanidad, recibirás o no beneficio de ello, y aprenderás que la Verdad choca contra el error, que el honor y la honestidad excluyen la falsedad y que la verdadera caridad ahuyenta a la intolerancia del corazón de la huma­nidad.

S.T.—El grado 20 enseña que hay nueve grandes luces en la Masonería, llamadas: Veneración, Abnegación, Genero­sidad, Heroísmo, Honor, Patriotismo, Justicia, Tolerancia y Verdad. El Postulante a este Grado se obliga a ser guiado siempre por estas nueve grandes luces.

P.T.—En el Grado 21, el Postulante es enseñado a ser altruista y compasivo, y solemnemente se obliga a serlo siem­pre, recordando que él es un hombre y que todos los hombres son sus hermanos.

S.T.—En el Grado 22, como Príncipe del Líbano, el Postulante promete emplear toda su influencia para eleva el sentido de responsabilidad de las clases laborantes, mejora su condición social, extender el beneficio de la educación entre sus hijos y reconocer y sostener que el trabajo honesto y justamente remunerado es lo más útil y provechoso a todos los hombres.

P.T.—En el Grado 23, se le enseña que Dios es el alma del Universo, separado de él y superior a él. Dios no es ni celoso ni vengativo ni voluble. No odia a ninguna ele las criaturas de su creación, no se arrepiente de los dones que ha otorgado al Universo, ni se enoja, como supone el igno­rante, cuando se extreman las fuerzas ciegas de la Naturaleza. Dios es siempre imperturbable, sereno y reposado, y todo lo que en su contra se dice, no es sino la expresión de la inteli­gencia febril de la gente común, que en su ignorancia consi­dera que Dios es movido por sus pasiones y sufre de su debi­lidad y sus limitaciones.

S.T.—El Grado 24 tiene por objeto transmitir al Postulante la Leyenda de la Iniciación y preservar este recuerdo entre sus hermanos. La Ciencia admite que es imposible por los procedimientos de análisis y experimentación, descubrir la evidencia de la existencia del alma y mucho menos de su in­mortalidad. La razón falta al querer demostrar la inmortalidad y solamente guía a la duda y al escepticismo. Sólo la Fe ofrece seguridad y convicción profunda, que entre nosotros es resul­tado de serias reflexiones, de que el alma no perece y continúa viviendo aun cuando el cuerpo haya muerto. El Aspirante ha visto en la Logia Azul, una representación de la Fe, cuando sus hermanos intentaron levantar el cuerpo de nuestro Gran Maestro Hirám, que sólo pudo ser levantado por la Garra de León, que es símbolo de la Fe.

P.T.—En el Grado 25 se requiere al Postulante nombrar sus faltas, defectos, vicios o pecados, de los cuales puede ser librado, con la ayuda de Dios. Si niega que tenga semejantes faltas o vicios, se le dice que parta, porque es dema­siado bueno según su propia apreciación, para que pueda recibir algún beneficio de las enseñarías de: Grado. Si des­pués de haber nombrado sus faltas no ofrece librarse, aunque sea de una de ellas, la iniciación se será negada, porque sus actos no están de acuerdo con sus promesas. Ha confesado venir a la Masonería con el profundo deseo de mejorarse a sí mismo, y si no aprovecha esta oportunidad para conseguirlo y se niega a ello, no podrá ir más lejos hasta que, reconociendo sus imperfecciones, prometa formalmente luchar para enmendar sus faifas. En este Grado, también se enseña al candidato a creer firmemente en Dios como la única Suprema Inteligencia creadora del Universo, que revela asimismo a tra­vés de sus pensamientos, palabras y obras.

S.T.—En e! Grado 26 se le enseña que la palabra Dios a través de los siglos ha hablado a las almas de los hombres mostrándoles las grandes verdades de la Razón, la Filosofía y, la Religión, pero esta palabra no ha sido emitida en voz au­dible para los humanos, sino como un rayo de luz en la monte de los verdaderamente virtuosos y sabios de cada siglo, que han reconocido en El, el pensamiento de Dios. Afortuna­damente, para el masón a quien la Palabra de la Deidad Má­xima se manifieste, le será audible, inteligible y significativa la revelación del pensamiento de Dios, que hizo al hombre, la tierra, las estrellas y todo lo que existe; y solamente él apren­derá en toda su extensión las leyes de la armonía y del movimiento, que Dios creó para regir al Universo, que es su obra.

P.T.—En el Grado 27 se pide al candidato que de ahí en adelante defienda no solamente de palabra y, por escrito, sino que si fuera necesario, por la fuerza de las armas, el libre ejercicio de los trabajos y votos de la Masonería, por la liber­tad de palabra y de acción, así como por los grandes principios del gobierno libre.

S.T.—El Grado 28 pide al candidato estar siempre listo a vindicar la verdad y mantener la libertad de opinión en asun­tos filosóficos o religiosos, a impedir las persecuciones y a luchar contra el error. En Religión no debe ser burlista ni obstinado intolerante. No usara de la Masonería para satisfa­cer propósitos egoístas. Se le enseña, además, que el Universo se mantiene en equilibrio por dos fuerzas llamadas de atrac­ción y de repulsión. Se le recuerda que se está acercando a la cumbre de la Masonería Escocesa y que los masones hacen uso de los símbolos pata fijar las lecciones que desean incul­car; que las conferencias en los distintos grados no son para ocultar o explicar, sino para estimular al candidato y guiarlo a que busque por si mismo las grandes verdades y a que en­cuentre el significado oculto de los símbolos.

P.T.—En el Grado 29, el candidato se convierte en Ca­ballero Escocés de San Andrés y aprende las tres virtudes que el Caballero de San Andrés debe poseer y practicar, llamadas Humildad, Paciencia y Control de sí mismo. Más tarde se le enseña que está obligado a practicar la verdadera Caridad, la Clemencia y la Generosidad. Las principales cualidades de este Grado son: Virtud, Honor y Verdad. El Postulante se obli­ga para siempre a ser guiado hasta donde sus imperfecciones humanas se lo permitan, por la Humildad, la Paciencia y el Control; por la Caridad, la Clemencia y ¡a Generosidad y por la Virtud, el Honor y la Verdad. Estas cualidades para los Caballeros de San Andrés de Escocia están representadas por nueve Grandes Luces simbólicas.

Te hemos hablado de Dios en términos humanos, para entendernos como humanos, negando que Dios tenga defectos y afirmándole cualidades —unos y otras propias del hom­bre—; pero podríamos habernos limitado a decirte que DIOS ES LA INTELIGENCIA SUPREMA QUE ORDENA Y MANTIENE LA VIDA UNIVERSAL, EL SUPREMO BIEN, LA INFINITA VERDAD, que la Masonería no trata de definir ni hay lenguaje o concepto humano que pueda explicar ni comprender: pero sí alcanza a concebirlo exento de toda imperfección, pues si la tuviera no sería el Verdadero Dios.

M.P.G.M.—Hermano: hemos intentado hacer un repaso de las enseñanzas y obligaciones contenidas en los diez pri­meros grados del Areopago, desde el Pontífice o Grado 19 de la Masonería Escocesa hasta el Caballero de San Andrés o Grado 29 de dicha Masonería. ¿Tienes algunas preguntas que hacer respecto a las lecciones inculcadas en estos Grados, o deseas alguna explicación de lo que se haya tratado muy superficialmente?

Se espera un tiempo razonable para que el Candidato haga sus pre­guntas, las que deben ser contestadas concretamente, pero con toda veracidad.

M.P.G.M.—Hermano Maestro de Ceremonias, conduce al Candidato al Altar, dando la cara al Oriente, con los brazos cruzados sobre el pecho.

El M.P.G.M. va hacia si Aliar y se coloca frente al Candidato.

PRIMER JURAMENTO

M.P.G.M,—Hermano, juras solemnemente, por tu fe y honor de Caballero, aceptar como tuyas las enseñanzas que acabas de oír, y tratar de guardar y ejecutar todas las obliga­ciones requeridas a los Postulantes en estos Grados que hemos repasado hasta donde los has conocido?

Candidato.—Juro solemnemente por mi fe y ho­nor de Caballero, aceptar las enseñanzas que acabo de oír, y tratar de ejecutar todas las obligaciones re­queridas a los Postulantes hasta donde los he cono­cido.

M.P.G.M.—En el nombre de Dios, San Andrés y San Miguel Arcángel, te armo Caballero de la antigua y Venerable Orden de San Andrés de Escocia. Sé leal, sé valiente, sé ca­ritativo.

El M.P.G.M. toca al Candidato con su espada, en el hombro izquier­da, el hombro derecho y la cabeza.

M.P.G.M.—Hermano Maestro de Ceremonias, haz el favor de conducir a este digno Caballero de San Andrés, al Cuarto do Preparación, donde esperará la decisión del Consejo, y regresa­rás inmediatamente con nosotros a recibir instrucciones.

El Maestro de Ceremonias cubre el Templo acompañado del Candi­dato. Ningún signo fie saludo se hace ante el Altar. El Maestro de ceremonias regresa y se detiene ante el Altar

M.P.G.M.—Hermano Maestro de Ceremonias, estamos a punto de someter al Postulante a las antiguas pruebas, de las que, si es bueno y valiente, saldrá sin mancha de vergüenza y será uno de los nuestros, un Caballero Kadosch. Antes de empezar la ceremonia debemos asegurarnos de que todo está preparado.

  1. de C.—Todo está en orden, M.P.G.M.

M.P.G.M.—Hermano Maestro de Ceremonias, si verdaderamente todo está en orden, te damos instrucciones de poner en el brazo izquierdo del Postulante el manto y e! velo negro y lo conducirás con tu mano derecha, a la Cámara obs­cura, donde ambos esperarán en silencio.

M.P.G.M.—Caballeros Kadosch: os dejo aquí con el Pr. Ten., quien ocupará mi lugar en Oriente mientras el Seg. Ten. y yo vamos a la Cámara Obscura y os ordeno guardar silencio durante nuestra ausencia. Hermano Seg. Ten., sírvete acom­pañarme.

El M.P.G.M. y el S.T., van a la Cámara Obscura donde el Postulante está parado frente al ataúd. El Maestro de Ceremonias se coloca al lado izquierdo del Candidato, el S T, detrás y el M.P.G.M., a la de­recha. Él M.P.G.M y el S.T., llevan una vela encendida y un libro; en la mano derecha la vela que usarán lo menos posible, y en la mano izquierda el libro.

M.P.G.M.—¿Deseas ser admitido entre los fieles soldados del Templo de Salomón?

Candidato.—Sí, quiero.

M.P.G.M.—Recuerda, hermano, que a pesar de que el honor y la Gloria por el servicio de las armas es requerido en los caballeros Kadosch, su sola recompensa es pan y agua y la compañía de sus compañeros caballeros. A pesar de eso, ¿todavía quieres seguir?

Candidato.—Sí, quiero.

M.P.G.M.—Para obtener lo que deseas debes ligarte con solemnes obligaciones, exponerte a muchos peligros y a en­contrar muchas molestias en tu camino. ¿Estas dispuesto, a pesar de todo, a prestar la triple promesa de la Orden, los votos de Obediencia, Temperancia y Fidelidad?

Candidato.—Lo estoy.

M.P.G.M.—Estás en presencia de la Muerte. Vístete por lo tanto con el traje de luto. Hermano Maestro de Ceremo­nias, por favor viste al Postulante con el negro manto de la desesperanza.

El M.P.G.M, se aproxima a la mesa, sobre la que están arreglados los tres cráneos humanos

 M.P.G.M.—Reflexiona ante estas fúnebres representacio­nes sobre los que una vez fueron hombres corno nosotros, hombres que supieron amar, trabajar y odiar y que sintieron las alegrías, tristezas y todas las penas y pasiones que agitan a la humanidad. Pon en orden tu casa, pues la vida huye por instantes. La muerte te persigue como un perro de presa y no se puede saber cuándo caerá sobre ti para destruirte, ni qué tan pronto tu cráneo remplace a uno de estos.

En lo que estás viendo se oculta un misterio. Estas repre­sentaciones de la Muerte, la tumba, no son aparatos vulgares para infundir terrores insensatos; ni tampoco enseñan sólo lo efímero de la vida humana. Representan en unos cuantos sím­bolos la historia de la raza humana, esa tragedia eterna entre la fuerza criminal y la inocencia martirizada. ¿Pides inicia­ción en nuestra Orden?

Candidato.—Sí, la pido,

M.P.G.M.—Lee en alta voz e! modo de obtenerla.

EL M.P.G.M. señala el transparente.

Candidato.—EL QUE VENZA LOS TERRORES DE LA MUERTE ASCENDERA MAS ALLA DE LA ESFERA TERRESTRE Y SERA DIGNO DE SER INICADO EN LOS GRANDES MISTE­RIOS.

M.P.G.M.—¿Estás preparado para someterte a las pruebas que te esperan?

Candidato.—Lo estoy.

M.P.G.M.—Preguntas de importancia te serán hechas; a todas ellas debes contestar, a menos que no puedas por falta de preparación o temor de cometer algún error fatal, te acon­sejo contestar invariablemente; “quiero pasar adelante”.

El M.P.G.M. sale; después de un corto silencio se oye la voz en el micrófono colocado en el ataúd.

Micrófono.—¿Quién eres?

Candidato.—Soy un aspirante a la dignidad de Caballero Kadosch.

Micrófono.—Sabes acaso cuáles son las obligaciones y responsabilidades de un Caballero Kadosch? ¡No tienes idea de lo que pretendes! Si no tienes un espíritu fuerte para acometer empresas que pueden ser heroicas, renuncia a tus pretensiones y aléjate de aquí antes de que sea tarde.

Candidato.—Quiero seguir adelante.

Micrófono.—Yo también repetí con insistencia esa frase que me fue sugerida por mis introductores; mi insistencia me dio acceso a un Consejo Kadosch; pero cuando mi valor fue puesto a prueba, mi ánimo flaqueó; fui una víctima más de los prejuicios vulgares; mí falta de valor para luchar contra el poder de los enemigos del progreso de la Humanidad me hizo retroceder, falto de abnegación para inmolarme en un sacrificio que juzgué innecesario. . . y fui duramente castigado por mi propia conciencia. . . el sufrimiento originado por mis remor­dimientos me hizo sucumbir. . . Si la pureza de tus intencio­nes no corresponden al valor que es indispensable para reali­zarlas, retrocede; vuelve a la tranquilidad de que disfruta el vulgo indiferente a al humana desgracia; si eres un pusilánime no trates de emprender una lucha que generalmente sólo tiene como recompensa la íntima satisfacción de nuestra conciencia, si es que llevamos en el alma fortaleza bastante para ejercer la ABNEGACION, esa virtud excelsa de que se te habrá hablado en los Capítulos Rosa-Cruz, que fue necesaria para la reden­ción intentada por Cristo, única que puede llevarnos al heroísmo.

Candidato.—Deseo pasar adelante.

Micrófono.—Puesto que en ello te empeñas, pasa y sé fuerte. No he pretendido aterrorizarte con falsas o fingidas amenazas. Represento al pasado, al que ya pertenezco, y soy el mensajero de la experiencia. No olvides que desde el mo­mento en que hagas tu promesa de consagrarte por entero a la defensa de los oprimidos por cualesquiera tiranías, tu vida está amenazada por los enemigos de la libertad, por los que hacen escarnio de la dignidad humana, por los que pretenden poner limitaciones al pensamiento, por los que aspiran al do­minio de todas las conciencias, por quienes estorban o violan el ejercicio de los derechos naturales del pueblo, y por los que se atribuyen potestad divina para dirigir el espíritu del hombre de conformidad con un cerrado espíritu sectario. . ¡Dios te ayude!

M.P.G.M.—(Entrando). Has demostrado que tienes valor para no retroceder. Tu atrevimiento te impulsa a enfrentarte con el rencor acumulado por nuestros enemigos durante mu­chos siglos. Hasta aquí has visto únicamente en la Masonería emblemas y símbolos; ahora te aproximas a la realidad seria y solemne. Detente y reflexiona antes de comprometerte en una empresa que tal vez hará peligrar tu vida. ¿Estás pronto a obedecer en todo lo que se te ordene en bien de la Orden, siempre y cuando no esté en conflicto con el Honor, el Deber, y la Gratitud, y con las Leyes que tienes ¡a obligación de obedecer como buen ciudadano?

Candidato.—Lo estoy.

SEGUNDO JURAMENTO

M.P.G.M.—Probaré la sinceridad de tus palabras. Ante estos restos ilustres repite, después de mí, los juramentos de OBEDIENCIA, TEMPLANZA. Y FIDELIDAD, que yo te dictaré.

El M.P.G.M. señala el cráneo que tiene una corona de laurel.

En presencia del Gran Arquitecto del Universo y de esta Santa Reliquia coronada de laureles, representación de una noble víctima del poder irresponsa­ble, juro solemnemente cumplir y hacer cumplir las Leyes y Reglamentos de la Orden.

El M.P.G.M. señala el cráneo que lleva una corona real.

Juro no someterme ni por mi salvación, interés, temor o seguridad, a ningún despotismo que esclavi­ce u oprima a los hombres, ni a ningún gobierno usur­pador o que abuse del poder.

El M.P.G.M. señala el cráneo que lleva la tiara.

No me someteré a ningún despotismo espiritual que imponga grilletes a la conciencia y maniate el li­bre pensamiento ni toleraré el crimen, y finalmente, juro honrar y reverenciar a los mártires de la Libertad, cuyos sufrimientos me enseñarán a morir antes que deshonrarme. En esto seré fiel hasta la muerte.

M.P.G.M.—Hermano Maestro de Ceremonias. (El Maes­tro de Ceremonias cubre al Postulante con el velo negro). En­trégalo al Segundo Teniente.

El M.P.G.M. y el ST., se dirigen a la Segunda Cámara. El Maestro de Ceremonias los sigue con el Postulante.

S.T.—¿Es éste el Caballero de San Andrés de Escocia que ha vencido el temor de la Muerte, y que ahora busca la Iniciación deseando ser admitido entre los abnegados cons­tructores del nuevo Templo a la Divinidad?

  1. de Cer.—Este es.

S.T.—Habiendo pasado sin falla la prueba preparato­ria, ¿está preparado para someterse a la decisión de los Jueces Francos?

  1. de Cer.—Lo está.

S.T.—Caballero Maestro de Ceremonias, puesto que el Postulante está dispuesto a someterse al juicio de los Jueces Francos y desea la Iniciación, le permitiré que pase adelante, considerando que tiene los merecimientos necesarios.

El Maestro de Ceremonias conduce al Postulante a través del salón; el M.P.G.M. y los P. y S. GG. TT. en sucesión dicen lentamente y con voz solemne:

M.P.G.M.—Todo lo que quieras que los hombres hagan para contigo, haz para con ellos.

P.T.—No hagas a otro lo que no quieras para ti.

S.T.—Adora al Ser Supremo y ríndele homenaje, con veneración libre de supersticiones.

M.P.G.M.—No hagas imagen alguna de la deidad, a se­mejanza de la tuya.

P.T.—No seas egoísta, ni te apartes de los ignorantes v de los ignorados.

S.T.—No temas lo que daña a los ojos de los demás.

M.P.G.M.—No luches por superar a los otros, procura superarte a ti mismo.

P.T.—No pienses que te importa poco la moralidad pública.

S.T.—No aborrezcas tanto al pecado que no puedas amar a los pecadores.

M.P.G.M.—Sé tan indulgente con las faltas y errores de tus semejantes, como eres con los tuyos propios.

P.T.—Ayuda y socorre a los infortunados.

S.T.—Sé sincero y huye de la falsedad.

M.P.G.M.—Sé paciente y no imagines que mereces favores especiales de la Divinidad.

P.T.—Busca en los hombres las virtudes y no los defectos.

S.T.—Sé leal a tus compromisos y obra con discreción.

En este momento el Maestro de Ceremonias y el Postulante, que han estado recorriendo el Templo, se detendrán  frente ni trono del P.T.

P.T.—Alto, Hermano, las palabras que has oído son para recordarte los deberes de un Filósofo, que son las de un verdadero Caballero Kadosch. Nos esforzamos por restaurar la desinteresada y antigua devoción a la causa de la Humani­dad que encabezaron nueve nobles de Francia, hombres de honor y de hacienda, para dedicarse a servir y proteger a los peregrinos desarmados y desamparados cuya piedad los lle­vaba a visitar la Ciudad Saria de Jerusalén. En el año de 1118, esos franceses comparecieron ante Guarimond el Patriarca de Jerusalén y juraron cumplir fielmente los deberes que se habían impuesto al ingresar entre los pobres Soldados Compañeros del Templo de Salomón. De ahí tomó raíz la Gran Orden de los Soldados de la Cruz, quienes fueron defensores de la Palestina y Siria contra los sarracenos y defendieron a España contra los moros.

¿Estás presto a dedicarte sin otros informes más precisos, a los grandes propósitos que te he indicado: a convertirte en servidor juramentado de la Orden; a obrar como tal, realmente y no sólo de palabra, confiando en recibir después explicacio­nes más amplias?

Candidato.—Lo estoy.

P.T.—Ve, hermano, a! Altar de la Verdad y haz el voto usual de todos los que desean obtener este Grado.

Hermano Maestro de Ceremonias, conduce a nuestro Her­mano al Poniente del Altar e indícale que vea hacia Oriente.

TERCER JURAMENTO

M.P.G.M,—Hermano, repite después de mi: Yo (nombre completo), deseando recibir este Grado y después de maduras reflexiones, juro solemnemente dedicarme a la consecución de los fines de los Caba­lleros Kadosch, por cualquier medio, según se me ordene por Autoridad Masónica competente. Juro de dicar a este servicio mi fuerza física* mi palabra, mis influencias, mi inteligencia y mi vida. Juro ser sumiso y obediente a las autoridades legítimas del Antiguo y Aceptado Rito Escocés. Asumo el Apostolado de la Verdad y de los Derechos del Hombre y cumpliré con mi deber como verdadero Kadosch. Amén. Así sea.

M.P.G.M.—Maestro de Ceremonias, conduce al Postulan­te al Trono del Primer Teniente.

Al pronunciarse la última palabra, el Orador arroja al alcohol una subs­tancia que producirá un humo espeso.

El M. de Cer. toma de la mano al postulante y lo conduce rápida mente a la puerta del Tercer Departamento, en donde llama como Caballero de San Andrés de Escocia; lo deja en manos de uno de los Caballeros y regresa a su puesto en el Areópago.

TERCERA CAMARA.

Los miembros del Areópago estarán preparados para re­cibir al Postulante. Cada uno llevará puesto un hábito largo, de color negro, con capuchón sobre la cabeza, y un velo del mismo color cubriendo el rostro completamente. Todos llevan espadas y una vara blanca en la mano. Usarán collarines sen­cillos de color carmesí, con medallas de oro suspendidas en la parte delantera. Cada medalla llevará el número que corresponda a cada uno de los Jueces. El número 1 corresponde al Supremo Juez, etc. El Preboste de Justicia llevará hábito negro (Dalmática), yelmo con la visera calada, una espada y un puñal. Ei cinturón será de color negro. Se encuentra de pie cerca de la puerta y en el interior. Al oír la alarma en la puerta, el P.T. pregunta:

P.T.—¿Quien llama?

Preb.—Un Caballero de San Andrés de Escocia y Caballe­ro del Sol, quien ha ofrecido incienso en el Ara de la Sabiduría Infinita; ha hecho sacrificio en el Altar de la Masonería y del Kadosch, y ahora está dispuesto a sufrir las pruebas de los Jueces Francos, para ser admitido entre las milicias del templo de Salomón.

P.T.—¿Su nombre?

Preb.—Lo da.

P.T.—¿Ha prestado los juramentos necesarios?

Preb.—Los ha prestado.

P.T.–Dadle entrada.

El Preboste de Justicia abre la puerta; entra e! Postulan- te, sobre quien se ha puesto un velo negro. Ei Preboste lo to­ma del brazo y dice:

Preb.—No estoy en este lugar para impedirte que sigas

tú destino, sino para advertirte que si el valor te falta una vez dado el primer paso, estarás perdido.

Lo conduce al centro del Salan. El P.T dice:

P.T.—Caballero de la Orden de San Andrés de Escocia, grande debe ser tu valor cuando quieres sujetarte a las pruebas los Jueces Francos.

P.T.—(Dirigiéndose a los Hermanos). Venerables y Au­gustos Jueces Francos: me atrevo a pedir a                                                                        todos y cada uno de ustedes, que miren con indulgencia a este Postulante. Ha sido debidamente recomendado para que lo recibamos como Caballero Kadosch, ha prestado sus juramentos después de conocer los deberes que entraña y estoy convencido de que merece lo que solicita.

El hermano Maestro de Ceremonias, en su carácter de Preboste de Justicia, pasará ante cada uno de ustedes para recoger y contar los votos correspondientes a la admisión del Postulante en la Orden o a la negación de ser recibido en nues­tro medio.

Si los votos son escritos, les agradeceré los entreguen, y si son verbales, lo dirán al oído del Preboste de Justicia, quien en la misma forma me lo comunicará.

En esta parte cualquiera de los Jueces Francos, siempre en forma fraternal y comedida, puede hacerle al Postulante cargos o acusarlo, por cualesquiera deficiencias, reales o supuestas en su conducta masónica o profana. RESPETANDO SU VIDA PRIVADA, en todo caso, con objeto de poner a prueba su ecuanimidad y entereza.

El Maestro de Ceremonias circula entre los Jueces Francos

P.T.—Hermano Preboste de Justicia: ¿todos los Jueces Francos han votado por el Postulante? Si así lo han hecho acércate a mí y comunícame el resultado al oído.

El Maestro de Ceremonias así lo hace.

P.T.—Jueces Francos, uno de vosotros ha votado en contra, deteniendo al Postulante en su progreso hacia las altas sendas de la Masonería. Si el voto está en pie, el Postulante está condenado. Si el Juez que ha votado en contra así lo de­sea, yo lo conmino en nombre de la justicia y la equidad a que someta al Aereópago las razones que tiene para votar en contra de la recepción del Postulante.

Un Juez Franco.—Juez Supremo: el voto en contra es mío porque temo que las opiniones del Postulante no sean masónicas; temo que en materia de Religión sea un sectario intolerante; es mi creencia que tiene opiniones estrechas y llenas de prejuicios hacia todos los que difieren de él en asun­tos religiosos, políticos y filosóficos, y que su carrera masónica sea sólo debida al favoritismo y a la debilidad de sus herma­nos. Para reconsiderar mi voto pido su profesión de fe en Masonería, en Religión y en Política.

P.T.—Los Jueces Francos que opinen de la misma manera, sírvanse expresarlo por el signo de la Orden. . .

Levántate, Caballero de San Andrés de Escocia, has oído la decisión del Areópago. Los Jueces Francos piden que antes de recibirte presentes tu profesión de fe en Masonería, en Re­ligión y en Política. Preboste de Justicia, cumple con tu deber.

El Preboste de Justicia cubre la cabeza del Postulante y lo conduce a una pieza donde le suministra los medios para que escriba su profesión de fe masónica, política y religiosa, la fecha y la firma, y se retira dejándolo solo. Cuando el Preboste recibe la profesión de fe, regresa al Areó­pago y entrega al P.G.M., la declaración que es leída en alta voz.

M.P.G.M.—Jueces Francos: hemos oído la profesión de fe del Postulante, alguno de ustedes tiene alguna objeción que hacer a su consagración?

Sin perjuicio del fiel cumplimiento del ritual, puede cualquiera de los Jueces Francos discutir el fondo de la profesión de fe hecha por el Postulante, objetándola o pidiendo al Postulante que la funde, a fin de probar la cultura y convicciones del Postulante. Una vez satisfechas las objeciones y desvanecidos los cargos, se continuará la ceremonia.

M.P.G.M.—Hermano Preboste de Justicia: introduce al Postulante y condúcelo al Trono del Primer Teniente.

P.T.—Hermano: los Jueces Francos, por medio del escrutinio secreto han decidido por unanimidad que tu profesión de fe te hace merecedor de la investidura de Caballero Kadosch, y toda sospecha en tu contra se ha desvanecido. ¡Te felicito por el resultado! Tu profesión de fe, certificada por nosotros, quedará a perpetuidad en nuestros archivos. Si algo has oído u observado que te impida prestar un nuevo juramento, o sientes algún temor o duda, puedes aún retirarte con honor, debiendo advertirte que una vez prestado este juramento, jamás podrás negarte a cumplirlo y quedarás ligado a nosotros para siempre.

P.T.—Hermano Preboste de Justicia, ya que el Postulante ha determinado proseguir, haz que se aproxime al Altar dando frente a Oriente y que, con los brazos cruzados sobre el pecho, espere la decisión del Juez Supremo.

CUARTO JURAMENTO

M.P.G.M.L.—(Bajando de su Trono y aproximarse al Altar). Hermano: da tu nombre completo y repite después de mí: “De mi libre y espontánea voluntad, sincera y solemnemente prometo y juro proteger al inocente, al ignorante, al débil y al oprimido y castigar al opresor, al malévolo y al usurpador. Juro no calum­niar a ningún Caballero Kadosch ni causarle mal al­guno, sino antes bien ayudarlo en todas sus necesi­dades, visitarlo en caso de enfermedad y bajo ningún pretexto provocarlo o aceptar de él un desafío, y si fuere mi enemigo en el campo de batalla, perdonaré su vida cuando me dé el signo de socorro, lo salvaré de la prisión ayudándole a escapar por tierra, mar o aire si me fuere posible, dándole siempre el tratamien­to de Hermano, y si llego a violar este juramento, consiento en ser deshonrado y me someteré al castigo que me imponga este Tribunal, al que reconozco como mi Supremo Juez. Así sea.

Caballeros.—¡Así sea!

M.P.G.M.—Por tu resolución y valor y por tu determinación de avanzar y ascender en los principios que hemos enu­merado, has ganado nuestra confianza y nuestra consideración y consentimos en concederte el título de Caballero Kadosch.

Sin embargo, antes es necesario efectuar una antigua ce­remonia cuyo contenido es una serie de lecciones interesantes. Hermano Maestro de Ceremonias, has que el Postulante cubra el Templo.

CUARTA CAMARA

ESCALERA

En la Cuarta Cámara, los oficiales se encuentran con traje de ceremonia y en sus respectivos puestos. Las bujías estarán encendidas. Encon­trándose todo preparado, el M.P.G.M. ordena al Maestro de Ceremonias que introduzca al Postulante. Este Oficial se retira, lo trae a la puerta y llama con la batería del Grado.

M.P.G.M.—Cab. P. T.: ¿quién interrumpe nuestras deliberaciones?

P.T.—Cab. S. T.: ¿quién interrumpe nuestras! deliberaciones?

S.T.—Cab. Cap. de Guardias: ¿quién interrumpe nuestras deliberaciones?

El Capitán de Guardias abre la puerta.

  1. de Cer.—Soy yo, el Gran Maestro de Cer., con un Cab. de San Andrés de Escocia, quien ha obtenido una sen­tencia favorable en el Areópago y solicita se le confiera el grado de Caballero Kadosch.

M.P.G.M.-—Preguntadle su nombre y con qué derecho pide se le admita.

  1. de G.—Decidnos su nombre y con qué derecho pide que se le admita.

M de Cer.—Su nombre es …………………………………  y su derecho lo funda en los Altos Grados Masónicos que posee. Pide que se le admita por ser HOMBRE y expresa sus derechos con la palabra MESCHTAR (imperio).

M.P.G.M.—¡Entrad!

El M. de Cer. entra con el Postulante y ambos se sitúan frente al mausoleo.

M.P.G.M.—Cab. M. de Cer.: eres audaz al traer aquí a esta persona, alegando únicamente que es HOMBRE y que sus derechos se expresan con la palabra “Imperio”. El ser HOM­BRE no da ningún derecho a penetrar aquí, y ¡os que entran, lo hacen para obedecer y no para gobernar.

  1. M. de Cer.—M.P.G.M.. quise decir que es un hombre en el sentido antiguo de la palabra romana “vir”. Un verda­dero varón, uno en quien puedes tener confianza, y cuya inte­ligencia ha ¡legado a la madurez. Su imperio lo ejerce sobre sí mismo. Ha vencido el temor a ¡a muerte; ha sacrificado sus debilidades y opiniones en el Altar de la Masonería, y ahora pretende que se le admita como Soldado del Santo Imperio.

M.P.G.M.—En tal caso debe sin duda venerar a los muertos dignos e ilustres. Colócalo frente al Mausoleo.

El M de Cer. lo ejecuta y hace que extienda su mano derecha hacia la urna en donde están grabadas las letras J.B.M.

M.P.G.M.—Cab. de San Andrés de Escocia, hasta ahora has sido un Postulante; de hoy en adelante serás un Aspirante; aprende cómo se alcanzan la grandeza y la inmortalidad. Esas letras son las iniciales de un hombre Grande y Bueno, Jefe de una Organización cuyos Consejos y Prioratos existían en todos los países de Europa; cuyos Grandes Maestros se sen­taban en un escalón más alto que el de los Embajadores de los Reyes, y en cuyas filas los Príncipes se sentían orgullosos de servir como humildes Caballeros. Su memoria es inmortal. Después de haber sido descuartizado, el fuego encendido por la avidez y la avaricia consumió todo lo que de él era mortal, y su espíritu regresó a la Fuente Divina de la que era una emanación; pero su ejemplo perdura por los siglos de los si­glos. Si quieres pasar adelante, tendrás que prepararte para tu vida como él lo hizo, más bien que consentir deshonra algu­na para la Orden. ¿Aceptas ese ejemplo como tu ley en el Futuro?

Candidato.—Lo acepto.

M.P.G.M.—Toma asiento.

El Aspirante se sienta, dando frente al Presidente, quien prosigue:

M.P.G.M.—En este Grado, la Masonería te llama una vez más para honrar ¡a memoria de un Hombre injustamente ase­sinado, así como en los grados anteriores te llamó la atención hacia las heridas sangrantes del Maestro Hirám o Kirhum. Na­tural es que no hayas sentido pesar por la muerte de uno que fue asesinado hace más de 30 siglos, como lo sentirías si se tratase de un hombre que hubieses conocido y amado. Fue en vano que te excitasen a lamentar su muerte, como la de aque­llos que han estado cerca de ti; es igualmente inútil el que te exhortemos a lamentar la muerte del mártir que hoy honramos.

Las páginas dolorosas de la historia del mundo están sem­bradas con nombres de mártires. En todas las épocas y en todas las edades, la Tiranía, el Fanatismo y la Brutalidad, han hecho multitud de víctimas. En esta nuestra edad de agitación y de lucha, la vida es demasiado barata para lamentar la muerte de un hombre que pasó a la historia hace varios si­glos, y si fuese posible tal dolor, ¿por qué no lamentar la muerte de Sócrates, de Séneca, la de Coligny, la de Manuel Servet, o la de tantos apóstoles de la Humanidad, que fueron crucificados, decapitados y quemados vivos, víctimas eminen de las sospechas y de las cobardías del déspota, de la intole­rancia del sacerdote, de la rapacidad del noble, o de la cruel­dad e ingratitud del pueblo?

Si has meditado sobre los grados anteriores, habrás com­prendido que la leyenda de Hirám  y los lamentos de los Masones por su fin trágico, tienen un sentido más profundo de lo que parece a primera vista, puesto que es evidente que el pueblo masónico no podría haberse dedicado desde hace tantos siglos a lamentar la muerte de un hombre, sólo por haber sido bueno, y que no se distinguió por actos sublimes de filantropía y de virtud. Preguntarás por qué se te llama de nuevo a la­mentar la muerte de otro cuyas hazañas no registran la histo­ria, asesinado por dos malhechores de más alto rango que los que asesinaron a Hirám en el Templo, pero que, como indi­viduos, ocupan tan bajo nivel como los tres compañeros trai­dores y crueles, igualmente te preguntarás qué lección encierra para la Humanidad el hecho de que tres bandidos, donde quie­ra que haya sido, asaltasen y diesen muerte a un hombre, con el solo fin de lucrar, y te quejarás de que muchas veces se te ha prometido una explicación que jamás has recibido; y debemos admitir que tu impaciencia es fundada. La Masone­ría es la Filosofía que enseña por medio de signos, así como la Historia es la Filosofía que enseña por medio de ejemplos.

Hirám el Maestro era un hombre del pueblo, un mecánico, que trabajaba principalmente el hierro y el bronce, en medio de un pueblo dividido en castas, en donde todo el poder, tanto real como sacerdotal, estaba en manos de ciertas familias. La masonería lo eligió como tipo de las clases trabajadoras, de las masas del pueblo cuyas manos producen lo que las clases consumen y crean las fortunas que malgastan los afortunados. Es también el tipo de aquellos artesanos de las grandes ciudades que durante la Edad Media empezaron a derribar el Trono y la nobleza, y levantaron las primeras barricadas de la libertad contra el poder brutal y la tiranía legalizada.

El asesinato de ese hombre es típica de la suerte de aquellos que primero proclamaron los derechos de las masas sufrientes y mudas de la Humanidad y las exhortaron a vindi­car esos derechos; la suerte de los GRACOS, de los RIENZI, y la de tantos otros que se han interpuesto entre el pueblo y sus opresores, recibiendo el puñal o el cadalso como único premio. Todos han caído por culpa fie uno o de otro de los tres enemigos: la voracidad de los Reyes  de los nobles, el fanatismo del sacerdocio y las violencias insensatas y bestiales de la plebe ignorante.

La Masonería igualmente simboliza con esa muerte la somnolencia estúpida de un pueblo sumergido en esclavitud denigrante, que besa sus cadenas y abrasa los pies de aque­llos que lo pisotean; conforme con ser esclavo, con tal de que pueda comer y beber: murmurando sus plegarías incoheren­tes a un Dios que desconoce, dictadas por un sacerdocio al que venera como sí hubiera recibido de Dios el poder de dar o de quitar la vida eterna.

Los tres asesinos del pueblo son los mismos que han dado muerte a todos los Apóstelos de la Libertad: a todos los Caudillos de los puebles: Herodes el Tirano, Caifás el Gran Sacerdote, y la plebe que pedía a gritos la libertad de Barrabás el malhechor, y la muerte de Jesús el Cristo.

La Masonería sabiamente ha escogido a Hirám el Artífice y a Jesús de Nazareth como ejemplos de Virtud y de Fideli­dad, y como tipo de todos los que han procurado emancipar al mundo de la tiranía espiritual mantenida por Pontífices, Demagogos y Déspotas: de ahí que la Masonería no repita la Leyenda con el objeto de inspirar tristeza o dolor por los Ase­sinados. No exige monumentos a su memoria a causa de su muerte y de la pérdida que ha sufrido, sino para enseñar a sus iniciados, por medio de estos ejemplos, a maldecir la exis­tencia de esos tres asesinos, les más grandes enemigos de la felicidad humana, y a luchar contra ellos con una hostilidad inquebrantable. Más tarde sabrás contra quiénes tenemos que combatir; basta decirte por ahora que aquí, como en otras partes, no pedimos de ti un dolor ficticio o un simulacro de tristeza. Aquí, como en otras partes también, tenemos una mira diferente. No es una farsa lo que representamos, sino algo muy serio en el fondo. La Leyenda de Hirám es sólo una parábola, una leyenda que simboliza varias cosas. La Masonería procura por medio de la unión, aumentando sus miembros y su fuerza, enseñar sus nobles y sublimes doctrinas para evitar hasta donde sea posible una repetición de asesinatos como el de Jesús de Nazareth por los Jerarcas de Judea; de Hipatia, por Cirilo de Alejandría; de los Sacerdotes de Francia por los re­volucionarios y de los horrores Inauditos de la Inquisición. Procura también establecer en todas partes el reinado de la Libertad, de la Paz, de la Tolerancia; de esa Libertad y Tolerancia para los pueblos que no están aptos para una Libertad completa; pero que les asegura, cuando menos, leyes justas y los derechos comunes a la Humanidad, la protección contra la rapiña y la licencia, la plena libertad de venerar a Dios como les parezca y la emisión libre de sus opiniones. Si no puede evitarlas guerras entre Naciones, ni las guerras civiles, cuando menos procura mitigar sus horrores v sus atrocidades. No permanecerás tranquilo cuando los ciudada­nos pacíficos sean robados y ultrajados; cuando la barbarie y el salvajismo se hayan injertado en la civilización, o cuando la crueldad y la villanía sean premiadas con honores y dis­tinciones.

Por tu resolución y valor, juzgo sincera tu determinación de pasar adelante; tu conformidad con los principios que he­mos delineado te ha hecho acreedor a nuestra confianza y es­timación, y estamos dispuestos a conferirte el título de Kadosch. Antes de hacerlo tenemos que practicar una antigua ceremonia y darte una serie de lecciones impresionantes.

Levántate, Hermano mío, para que el M. de C. te conduzca a la Escala Misteriosa.

Conviene que en esta parte se alternen con el M.P.G.M .. los Te­nientes, para no hacerla fatigosa y monótona.

M.P.G.M.—Caballero Maestro de Ceremonias: conduce al Aspirante a la Escalera Mística; Caballeros Tenientes, Oficia­les y Caballeros: reunámonos en círculo alrededor de la Escalera. Hermanos: la Escalera ante la cual estamos, se com­pone de dos soportes: el de! lado derecho tiene las palabras hebreas “AHED ALOH” “AMA A DIOS” y en el izquierdo las palabras hebreas “AHEB KARUBAH”, “AMA A TU PROJIMO”. Ellas simbolizan las dos columnas de la MORAL VERDADERA y de la EXCELSA VIRTUD. Contestan a la pregunta del Joven deseoso de saber cómo debía obrar para encontrar la salva­ción. “Ama a Dios con  todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con toda tu fuerza y a tu prójimo como a tí mismo. Haz esto y vivirás”.

La Humanidad es nuestro prójimo. Somos todos de la misma familia, pues así como el hombre recibió de Dios el soplo de la vida, así recibimos de El la inteligencia, que en cada uno de nosotros es un rayo del Intelecto Único y Univer­sal, así como cada rayo de luz es una manifestación limitada a la Luz Universal.

Hay siete escalones de cada lado. Cada escalón lleva un nombre; en los de la derecha, las palabras están escritas en hebreo y en los de la izquierda están escritas en castellano. (El Aspirante sube el primer escalón). El nombre del primer escalón es TSEDEKAH, “Derecho”, “Justicia”, ‘‘Probidad”. Ser justo y recto es la base de toda virtud y excelencia, siendo, sobre todo, cualidades esenciales del carácter de un verdadero Caballero Kadosch, quien aun en el caso de tener que castigar, debe ser hombre probo y recto para poder ser justo. La misma palabra TSEDEKAH también quiere decir; “Beneficen­cia”, “Salud” y “Seguridad”.

El Aspirante asciende al segundo escalón.

El segundo escalón se llama SHOAH LABAN: “Equidad pura y perfecta”; el cuarto y quinto Sefirotes, como sabes, son respectivamente la “Justicia o Severidad y la Benignidad o Misericordia de Dios”. Beninignidad en KABALAH quiere decir “blanco o blancura”. Los siete escalones son las analogías humanas de los Sefirotes Divinos, y este escalón te ense­ña a no insistir en lo que en estricta justicia te pertenece, y a no hacer hincapié en la letra de la ley positiva, hasta el limite extremo de tus derechos, sino a ceder mucho a la Equi­dad para templar la Justicia, sobre todo cuando se trata de tus interiores y de aquellos que son débiles. La justicia no requiere que castiguemos todas las ofensas cometidas en contra nuestra, ni tampoco que dejemos de castigar lo que castigo merece. Dios no ha dicho que sea injusto el perdonar; todo lo contrario. Nos excita a que perdonemos a nuestro hijo o a nuestro hermano; no existe una vara común para medir la proporción de! castigo que merece una ofensa. ¿Quién es aquel que puede decir la cantidad o clase de dolor que debemos emplear? Y ¿hasta qué grado puede convertirse la Justicia en Venganza y Crueldad? SHOAH quiere decir: “igualar, nivelar, ser justo, ser recto, equilibrar, tranquilizar”.

El Aspirante asciende al tercer escalón.

El tercer escalón se llama MATHOK, “Amabilidad”, “Dul­zura”, esa cualidad que hace a su poseedor ser amado por todos y es la belleza y el atributo de todo trato social; de ella proviene ¡a cortesía, la afabilidad que debe tener todo Caba­llero Kadosch; de ella proviene también el don de persuasión, por el cual los hombres de buena voluntad pueden encaminar por el sendero de la Virtud a los Hermanos errantes y volverlos al camino de la Felicidad, pues la admonición severa y brusca sólo sirve para desviarlos más de él. Es igualmente el origen de la Merced y el equilibrio de la Justicia, Equidad o Benigni­dad, siendo también la armonía y la belleza de las naturalezas divina y humana.

El Aspirante asciende al cuarto escalón.

El cuarto escalón se llama AMUNAH, “Buena Fe”, la más grande de las virtudes de un Caballero Kadosch y de un masón. No es ni lo uno ni lo otro quien es infiel a su palabra en cualquiera de los actos de su vida pública o privada; la pala­bra de un Caballero Kadosch debe tener más valor que los juramentos o protestas de otros hombres.

El Aspirante asciende al quinto escalón

El quinto escalón se llama “KHAMAL SAGHIA, “Mucha Tierra de Labor”, y te enseñará que sólo por medio de un es­fuerzo continuo y constante trabajo, el hombre puede obtener todos sus propósitos. Sólo los que han empleado sus inteligen­cias en grandes empresas llegan a alcanzar grandes éxitos.

El Aspirante asciende al sexto escalón.

El sexto escalón tiene el nombre de: SABAL, “Paciencia o Resistencia”, una de las virtudes más necesarias en este mundo de apatía e indiferencia. El hombre entusiasta y fervo­roso encuentra a menudo oposición por parte de los calcula­dores, de ¡os egoístas y de ¡os tímidos. Si alguno hiciera algo de importancia, debe ser paciente.

El Aspirante asciende al séptimo escalón.

El séptimo y último escalón tiene ¡os nombres de: GAMUL BINAH TABUNAH “Trabajador”, “Inteligente”, “Comprensi­vo”. Las tres palabras significan que un Caballero Kadosch no se contentará con la rutina del trabajo diario, que es a menudo mecánica, sino que al contrario, debe procurar so­bresalir en excelencia y superioridad y cumplir con su deber de una manera perfecta, procurando ser ilustre por sus es­fuerzos extraordinarios en la práctica de las virtudes, cual­quiera que sea su carrera material o intelectual.

GAMUL significa “Terminación” y “Vencimiento”, tanto como elaboración. El verdadero Caballero Kadosch no debe ha­cer nada a medias ni nada a la ligera; porque cualquier cosa que se haga en este mundo, vale la pena de hacerlo bien. La palabra Kadosch, título que deseas obtener, no sólo significa “Santidad”, sino también “Perfección” y las palabras BINAH y TABUNAH indican que la labor de un Caballero Kadosch es principalmente intelectual. El Templo que vamos a redifi­car es el Templo de la Filosofía, y los siete escalones de la es­calera son las siete gradas de ese Templo.

GAMUL, BINAH, TABUNAH, “Acción”, “Intelectuali­dad”, también la Divina Palabra Creadora, Divino Poder actuando en el Universo y la Divina Sabiduría habitando en la Deidad.

En consideración a esas Divinas Potencias, nosotros, por el presente, sólo te sugerimos la reflexión y el estudio.

En el otro tramo de fa escalera están escritas en los siete escalones los nombres de las ciencias que aprendiste cuando eras Compañero Masón y que te son familiares: GRAMATI­CA, RETORICA, LOGICA, ARITMETICA, GEOMETRIA, MUSICA

Y ASTRONOMIA.

El Aspirante desciende los siete escalones.

GRAMATICA, es el medio por el cual, un intelectual comunica sus ideas a otro, lo que constituye el más maravilloso de los dones.

RETORICA, es el medio por el cual un intelecto apasiona y persuade a otro, logrando su control y dominio.

LOGICA, es el ejercicio del poder del convencimiento; el cimiento sobre el que descansa todo poder y gobierno humano.

GEOMETRIA, es la ciencia que estudia las leyes que regu­lan los movimientos mecánicos del Universo, inmutables y exactos.

ARITMETICA, es la ciencia de la demostración matemá­tica, de la Física y de la Filosofía.

MUSICA, es la ciencia de la armonía del Universo; el re­sultado de una ley única de armonía y no de fuerzas mecá­nicas opuestas.

ASTRONOMIA, es la ciencia que estudia el Libro de la Naturaleza, y encuentra para la creación del Universo un mo­tivo: la Bondad Infinita y una ley Suprema: el Amor Infinito.

QUINTO JURAMENTO

El Aspirante de pie ante el Altar y los Caballeros forman un semi­círculo dando frente al mausoleo.

M.P.G.M, Hermano mío, repite conmigo: Yo  juro solemnemente contribuir por to­dos los medios a mi alcance, a la propagación y difu­sión de las ideas liberales, en donde quiera que me en­cuentre, luchando porque todos mis hermanos ob­tengan, de acuerdo con su capacidad y mérito, la par­te que legalmente les corresponda en el Gobierno del Pueblo. Prometo y juro que en cualquier situación, lu­gar o controversia en los que me encuentre, obraré siempre en beneficio y para el honor de mi País, sin tener en cuenta mi popularidad, ni mis intereses pri­vados, ni los de ningún partido político. Igualmente prometo y juro ayudar a cualquiera de mis hermanos, aun a riesgo de mi vida si fuere perseguido por sus creencias religiosas; por su adhesión a la santa causa de la Libertad, por sus opiniones políticas o por ser miembro de los Altos Cuerpos Masónicos; y si falto a mi juramento, que la deshonra caiga sobre mí y sea yo degradado de mi rango de Caballero Kadosch. Así sea.

Caballeros.—Así sea.

M.P.G.M.—Hermano mío, tenemos que celebrar una cere­monia que indudablemente te demostrará de una manera im­presionante la naturaleza y la realidad de tus deberes como Caballero Kadosch y la necesidad de recordar y observar es­crupulosamente los solemnes juramentos que has prestado.

Una calavera, una corona y una tiara son puestos sobre el Altar.

M.P.G.M.—Todos entramos en la vida de igual manera, y ante la muerte desaparecen los privilegios y los rangos. ¿Quién puede decirnos a qué cuerpo mortal pertenecía esta reliquia? No sabemos si era rico o pobre, estadista cargado de honores o pordiosero tiritando bajo sus harapos; si la fortuna le sonrió o la miseria lo señaló con su mirada; si era ilustre por sus virtudes o infame por sus crímenes. Solamente sabemos que era un hombre y que la muerte no tomó en cuenta ni sus honores ni sus desgracias.

M.P.G.M.—(Señalando la corona real). Esta corona no representa cosa alguna a la cual debamos lealtad; ni a una monarquía constitucional sostenida por la voluntad del Pueblo; ni tampoco a un justo y benigno soberano, cuyo reinado es una bendición para sus súbditos. Representa a Felipe el Hermoso, el infame Rey de Francia; a Nerón y a Calígula y a todos los monstruos que llevaron la púrpura imperial de Roma, a Enrique VIII de Inglaterra, a Felipe II de España, a todos aquellos que como reyes o emperadores, usurparon o abusaron del poder y gobernaron para ellos mismos y no para los pueblos; que persiguieron y asesinaron a sus súbditos, robaron sus libertades y apagaron las hogueras de la libertad con la sangre de los patriotas.

(Toma la corona con la mano derecha). No como símbolo de una forma particular de Gobierno, sino como el de todo poder tiránico, nosotros la hollamos y queremos que tú hagas lo mismo.

El M.P.G.M la arroja al suelo, pone su pie derecho sobre ella y dice:

¡Que la humanidad aplaste al despotismo con su planta, como yo lo hago con esta corona que es su emblema!

Después ni Aspirante el pie derecho pobre lo corono, diciendo:

¡Que la tiranía desaparezca de la tierra!

M.P.G.IV —(Señalando la tiara). Esta tiara, Hermano mío, representa, no a la Religión, ni al poder espiritual que todos nosotros respetamos: no es símbolo de cualquier Fe o de cualquiera Iglesia en particular; sino algo impío, repre­sentativo de la ambición y de la impostura, que, en todas las edades, han hecho de los hombres sus instrumentos, esclavi­zándolos por el miedo y embruteciéndolos con la superstición que es producto de la ignorancia y aliada del despotismo. Representa a los malos sacerdotes que influyeron en los áni­mos de Herodes y de Pilatos para que fuera asesinado Jesús de Nazareth, a los Pontífices de la Roma Imperial que obligaron a Emperadores salvajes y débiles, a entregar a las vírgenes cristianas como pasto a los leones hambrientos; a Clemente V, el Papa cruel, avaro y cobarde, que sacrificó por su ambición la Orden del Templo.

¡Nosotros la pisoteamos y queremos que tú hagas lo mismo!

Arroja la tiara al suelo y pone sobre ella su pie izquierdo.

¡Que el libre pensamiento aniquile el poder teocrático, el Despotismo Espiritual, como pisoteo esta tiara que es su emblema!

Después el Aspirante, pone el pie izquierdo sobre la tiara, diciendo:

¡Que la intolerancia religiosa deje de ser la maldición de la Humanidad!

M.P.G.M.—Hermano mío, las esperanzas que hemos puesto en ti no han sido vanas ni estamos equivocados respec­to a tu carácter y opiniones. Has demostrado ser enemigo de las Tiranías política y religiosa y mereces la investidura de Caballero Kadosch.

De pie frente al Altar, el Aspirante viendo al Oriente y el M.P.G.M. viendo al Poniente, este Dignatario da al Aspirante dos golpes en el hombro derecho, dos en el hombro izquierdo y finalmente dos y uno en la cabeza con la parte plana de la espada y dice:

CONSAGRACION

M.P.G.M.—A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, que es Gran Fuente y origen de todo lo que existe; en su nombre y bajo los auspicios del Supremo Consejo de Soberanos Grandes Inspectores Genera­les del grado 33 para la Jurisdicción Mexicana, con sede en los Valles de México, y en virtud de los pode­res de que me encuentro investido, te creo, constitu­yo y recibo Caballero Kadosch o Caballero del Águila Blanca y Negra, y miembro activo de este Consejo de Caballeros Kadosch

El M.P.G.M. vuelve a su trono, se sienta, da un golpe y dice:

M.P.G.M.—Oficiales y Caballeros, tomad asiento.

Todos se sientan en sus puestos, excepto el Maestro de Ceremonias y el nuevo Caballero.

M.P.G.M.—Caballero Maestro de Ceremonias, instruye al nuevo Caballero con los signos, tocamientos y palabras de este Grado.

El Maestro de Ceremonias cumple con la orden.

M.P.G.M.—Caballero Maestro de Ceremonias, entrega al nuevo Caballero el Cordón, la Joya de la Orden y ia Espada de un Caballero Kadosch.

La orden es cumplida.

M.P.G.M.—Caballero…………………………. estás ahora investido con las insignias de un Caballero Kadosch y armado con la espada que tenemos obligación de llevar en los traba­jos del Consejo. Esta Orden es caballeresca aun cuando el Grado sea conocido por Kadosch Filosófico.

Siempre deberemos ir armarios con nuestra razón y doc­trina, prontos a defender la causa de la Humanidad. No cum­plirás con tu deber si no luchas por la Verdad.

Caballero Maestro de Ceremonias, coloca al nuevo Caba­llero entre ambos Campamentos.

M.P.G.M.—¡Oficiales y Caballeros, en pie y al orden! Mirad a este Caballero recién admitido entre nosotros y que es nuestro Hermano, para conocerlo bien y poder recibirlo en todas partes como soldado defensor de la Humanidad doliente y oprimida. Tributemos una Batería del Grado en honor del nuevo Caballero. ¡Conmigo, Hermanos!

Disparan la Batería del Grado y exclaman al terminar por tres veces: “LAUS DEO”.

M.P.G.M.—Tomad asiento. Caballero Maestro de Ceremonias, lleva al nuevo Caballero a los GG. TTen. para que lo examinen.

Se cumple la orden.

M.P.G.M.—Caballero Maestro de Ceremonias, recibe a este nuevo Caballero y proclámalo Caballero Kadosch.

  1. de Cr.—¡Oíd! ¡Oíd! ¡Oíd! El Caballero…………………

conocido anteriormente como Caballero de San Andrés de Es­cocia y del Sol, ha sido creado y constituido Caballero Kadosch o del Águila Blanca y Negra y ha sido debidamente enrolado entre los defensores de la dignidad humana.

M.P.G.M.—Caballero Orador: sírvete instruir al nuevo Caballero en la historia de este Grado, en su filosofía y objeto práctico.

El Orador da esta breve instrucción.

Orador.—La palabra Kadosch es hebrea y quiere decir: “Duro”, ‘‘santo”, “santidad”, “santificado”, “consagrado”, “purificado”, “sagrado”. Con el artículo definido, significa “santo”, “lugar o santuario”; MA KADOSCH, “el Templo”, se encuentra en el libro de las crónicas como sinónimo de HAI- KAL” el Templo de Jerusalén”, el cual también se llama HA KADOSCH. Se puede usar igualmente el nombre de HAIKAI. KADOSHIK, “Tu Templo Santo”, así es que Cab. Kadosch quiere decir literalmente, “Caballero del Templo’’.

La orden quedó desintegrada y la Gran Maestría cesó con la muerte de De Molay (no es de admitirse la existencia legí­tima de una verdadera sucesión) y desde entonces cada rami­ficación de la Orden se ha gobernado por sí misma. Los CCab. Kadosch tuvieron su origen en Escocia; se extendieron en Francia y después se fusionaron con los masones del Rito de Perfección. El Grado llegó así a pertenecer a la escala de dicho Rito, siendo el Gran Maestro de los Kadosch el Comen­dador del Gran Consistorio de Sublimes Príncipes. Cuando este Grado llegó a formar parte del Rito Escocés Antiguo y Acep­tado, compuesto de 33 grados, el Gran Comendador de cada Supremo Consejo, en su jurisdicción, fue el Gran Maestro de los Kadosch, o de la Orden Masónica de! Templo del Rito Es­cocés. Los Comendadores de los Grandes Consistorios fueron los Grandes Priores de la Orden. (En seguida el Cab. Orador, sigue en el uso de la palabra para dar la bienvenida al nuevo Cab., y lo instruye sobre la filosofía y las tendencias sociales de este grado).

El nuevo Cab. contestará de una manera adecuada, si así lo desea.

M.P.G.M.—Oficiales y Caballeros: en pie y al orden.

El M.P.G.M. da las gracias al Orador y manda disparar una Batería de júbilo.

M.P.G.M.—Tomad asiento. Caballeros Grandes Tenientes, informad a los Oficiales y a los Caballeros de vuestros respec­tivos Campamentos, que se concede ¡a palabra en bien de la Orden, de la Humanidad v de este Cuerpo en particular.

Los GGra. Tenientes repiten la orden en la forma acostumbrada. Des­pués de que los HH. han hecho uso de ella, se circula la caja de Benefi­cencia y se procede a la clausura de los trabajos.

CLAUSURA.

M.P.G.M.—¿A qué hora terminan sus trabajos los CCab. Kadosch?

P.T.—Al amanecer, M.P.G.M.

M.P.G.M.—¿Y por qué al amanecer?

P.T.—Para ocultar mejor nuestros designios.

M.P.G.M.—¿Cuáles son nuestros designios?………….

P.T.—Castigar el crimen y proteger la inocencia.

M.P.G.M.—¿Cómo castigaremos el crimen?

P.T.—Resistiendo a la opresión y a la impostura y aplicando a los culpables una pena ejemplar que impida la ejecu­ción de otros delitos semejantes.

M.P.G.M.—¿Cómo protegeremos la inocencia?

P.T.—Trabajando por la elevación de la Humanidad, por la difusión del conocimiento e interponiéndonos entre el opresor y sus víctimas.

M.P.G.M.—Cab. Seg Ten.: ¿qué debemos hacer para lle­var a cabo nuestros grandes fines?

S.T.—Sembrar la buena semilla; trabajar, ser pacien­tes y esperar.

M.P.G M.—Puesto que sólo nos resta trabajar, ser pacien­tes y esperar, CCab. Primero y Segundo Tenientes, servíos anunciar en vuestros respectivos Campamentos que voy a ce­rrar los trabajos litúrgicos del Consejo para ir a cumplir con sus postulados en el mundo profano.

P.T.—Oficiales y CCab. de mi Campamento, el M.P. G.M., os anuncia por mi conducto que va a cerrar los tra­bajos del Consejo.

S.T.—Oficiales y CCab. de mi Campamento, el M.P. G.M., os anuncia que los trabajos del Consejo van a cerrarse y que debemos llevar sus postulados al mundo profano.

M.P.G.M.—(Se levanta y da 00 00 00 0). En pie y al orden.

A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, Gran Fuen­te y origen de todo lo que existe, en su nombre, bajo los aus­picios del Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Acep­tado para la Jurisdicción Masónica de los Estados Unidos Mexicanos, y en virtud de los poderes de que me hallo inves­tido, declaro cerrados los trabajos de este Consejo de Cab.

Kadosch, N°. …………………………………………  A mí por el

Signo y la Batería.

Caballeros, nuestras labores han terminado, pero antes de separamos servíos prestar el juramento de sigilo.

El M.P.G.M. presenta la empuñadura de su espada sosteniéndola por la hoja Los Caballeros pasan en procesión delante de él, extienden la mano derecha sobre el poíno de la espada y dicen:

¡Juro!

INSTRUCTIVO

P.—¿Eres Cab. Kadosch?

R.—Lo soy, M.P. Gran Maestro.

P,—¿Quién te confirió ese Gr.?

R.—Un M.P. Gran Maestro.

P.—¿Qué hizo de ti?

R.—Me constituyo Cab. Kadosch.

P.—¿Cómo podré creerte?

R.—Sabiendo mi nombre.

P.—¿Cuál es tu nombre?

R.—Cab. Kadosch, o del Águila Negra y Blanca.

P.—¿Qué otra cosa hicieron contigo?

R.—Armarme en la forma heráldica, y darme la joya del grado.

P.—¿Dónde recibiste el premio de tu elección?

R.—En la Gran Cámara del Senado, después de vencer el terror de la muerte, conocer a los verdugos del Gran Maestro y recorrer la escala misteriosa.

P.—¿Cuál será de hoy más tu divisa?

R.—“Poderoso por el Corazón y por la Espada”, M. Pod.

Gran Maestro.

P.—¿Qué aplicación haces del premio?

R.—Trabajar por levantar un edificio digno de mis HH. P.—¿Qué progreso has hecho?

R.—He conocido bien la Escala Misteriosa.

P.—¿De qué se compone?

R.—De dos sostenes y siete escalones.

P.—¿Cómo se llaman los sostenes?

R.—OHEB ELOAH y OHEB KEROBO.

P.—¿Qué significan?

R.—El Amor a! G.A.D.U. y el Amor a nuestros semejantes. P.—¿Cuáles son los siete escalones de la Escala Miste­riosa?

R.—Las virtudes que debo practicar conforme a mis obligaciones.

P.—Nómbralas.

R.—1° Practicarla candad. 2° Ser leal en tocios los actos de la vida. 3° Usar de temperamento dulce con los humildes y enérgico con los altivos. 4° Decir siem­pre la verdad. 5° Procurar mi perfeccionamiento y el de mis semejantes. 6° Tener paciencia en la des­gracia, y 7° No revelar jamás los secretos que se me confíen.

P.—¿Cuál es tu palabra de entrada?

R.—El nombre del Gran Maestro o Águila de los Solitarios.

P.—¿Dónde de trabajas?

R.—En un lugar de seguridad, para poder restablecer en secreto el edificio arruinado por los traidores.

P.—¿Tienes otro nombre además del de Caballero del Águila Blanca y Negra?

R.—Tengo el de Adorna, para recordarme que aunque humilde seré de los primeros.

P.—¿Cono haces la señal de sorpresa?

R.—Se pone la mano izquierda sobre el corazón del H. y ambos se tocan la rodilla derecha.

P.—¿Por qué en el signo de 0. pones la mano derecha sobra el corazón?

R.—Para demostrar que mi confianza está en Dios.

P.—¿Por qué extiendes el brazo

R.—Para hacer ver a mi H. que tiene derecho a cuanto esté a mi alcance, y para animarle a castigar a los delincuentes

P.—¿Porqué dejas caer las manos sobre la rodilla?

R.—Para demostrar que solo debemos doblarla ante el C.A.D.U. pero jamás ante los hombres.

T.V.P.G.M.—Estoy satisfecho de tu instrucción.

APERTURA ABREVIADA DEL CONSEJO.

(únicamente para casos excepcionales)

M.P.G.M.—Caballero Pr. Tte., infórmame si estamos en

condiciones de proceder.

P.T.—Ei Cab. Capitán de Guard. está en su puesto, es noche cerrada y todos los presentes son conocidos como legí­timos CCab. KKadh.

M.P.G.M.—Caballero Seg. Ten., ¿a quiénes conocemos?

S.T.—A F. IV y a B. de G. representativos de las tiranías política y religiosa.

M.P.G.M.—¿Para qué nos reunimos, Cab. Primer Tte.?

P.T.—Para procurar defender a la Humanidad contra quienes abusan de la credulidad, ignorancia y debilidad de nues­tros semejantes.

M.P.G.M.—-Puesto que conocemos el objeto altruista que nos reúne, y sabemos quienes son los enemigos de la Humanidad, aprovechemos la protección de las sombras de la noche. Levantaos, ilustres CCab. KKadh. y ayudadme a la apertura de nuestros trabajos.

A la G. del G. A. D. U., por la confraternidad Uni­versal, bajo los auspicios del Sup. Cons. del R. E. A. y A. para la Jurisdicción Mexicana, declaro abiertos los TTr. de este Consejo de CCab. KKadh. por los golpes misteriosos:

ENSEÑANZAS COMPENDIADAS DE LOS GRADOS I AL XXX

GRADO I—Generación y no creación. Virilidad como causa de la generación.

Los trabajos tienen por objeto sembrar la duda filosófica en el espíritu del iniciado, haciéndole tocar con el dedo la esclavitud en que haa vivido, despertando en su corazón el sentimiento de la propia dignidad e impulsándolo al estudio de la verdad, libre de preocupaciones.

GRADO II —Generación, no creación. Dulzura como medio de 1a generación.

Los trabajos tienen por objeto hacer que el iniciado conozca bien las facultades intelectuales y morales de que está dotado y los medios mejores y más adecuados para utilizarlos debidamente, tanto desde el punto de vista intelectual, cuanto desde el punto de vista clásico.

GRADO III.–La vida y la muerte como principio y fin de cuanto existe, corno producto de la generación.

Los trabajos tienen por objeto demostrar al candidato por el estu­dio de la vida y de la muerte, que la inteligencia sola constituye y distingue al hombre y que para conservarle toda su integridad se deben resistir siempre, en todas circunstancias y con todas las fuerzas, los ataques mortales de los enemigos de todo progreso; la ignorancia, la hipocresía y la ambición.

GRADO IV.—Conciencia, no revelación.

Los trabajos tienen por objeto demostrar que nuestra concien­cia es nuestro verdadero Juez, siempre equitativo e interno; que ella sola, convenientemente ilustrada, es suficiente para hacernos conocer las nociones de lo bueno y lo justo, independientemente de toda revelación; y que la educación profana, falseada por las preocupaciones, es capaz de obscurecer los instintos sociales que llamamos honor, virtud y justicia.

GRADO V.—Eternidad, no temporalidad de la existencia de la humanidad.

Los trabajos tienen por objeto demostrar que el hombre, ser finito, la podría arrancar a la Naturaleza sus más ocultos secretos ni crear las ciencias y las artes si su inteligencia no fuese una emanación directa de la Causa Primera; y deducir de allí la con­secuencia inmediata de que todos somos libres, todos hermanos, todos iguales y copropietarios de los frutos y productos del mundo entero.

GRADO VI.—Poseer el secreto del nial es vencerlo y evitarlo.

Los trabajos se proponen despertar la curiosidad de los Her­manos sobre el estudio de las miserias sociales y sobre la investi­gación de sus causas reales, y provocar una discusión ilustrada y profunda sobre su remedio más eficaz, cuál es el reinado abso­luto de la libertad, la Igualdad y la Fraternidad entendidas desde el punto de vista filosófico y social que es el masónico.

GRADO VII—No hay más derecho que el derecho natural.

Los trabajos tienen por objeto poner en claro que el derecho de dictar las leyes v hacerlas efectivas pertenece exclusivamente al Pueblo y que a éste toca discutirlas, ponerlas en vigor y abrogarlas; de manera que se proclama la Soberanía Popular como base de la organización las sociedades políticas.

GRADO VIII.—La libertad es el único vínculo sólido y legí­timo entre el trabajo y la propiedad.

Los trabajos tienen por objeto el estudio de las bases más só­lidas sobre que debe descansar el edificio de la Asociación humana y precisar bien el sentido que debe darse a las palabras Propiedad, y Trabajo, así como las relaciones que deben mediar entre una y otro.

GRADO IX. -Igualdad ante la Ley.

Los trabajos tienen por objeto investigar los medios prácticos más propios para llegar al mejor modo de elección de los agentes encargados de ejecutar la voluntad del pueblo, la manera más eficaz de limitar convenientemente sus facultades y la de corregir los abusos en que pudieran incurrir.

GRADO X.— Guerra a la inmovilización del capital humano.

Los trabajos se proponen el estudio de las relaciones internacio­nales consideradas desde el triple punto de vista de la libertad, la igualdad y la fraternidad, que todos los hombres de todas las na­ciones poseen con el mismo título, por derecho personal inalienable; todo para obtener el mayor progreso de la especie humana y la mayor suma de bienestar general posible.

GRADO XI.—Venganza cumplida contra todos los traidores.

Los trabajos se proponen caracterizar bien las líneas de demar­cación que separan la familia de! municipio, el municipio de la provincia y la provincia de la nación; estudiar los medios más eficaces para armonizar estas diversas autonomías necesarias, y establecer y determinar la sanción indispensable contra los que atentan contra su existencia o su evolución económica tal como se deduce del criterio filosófico y masónico.

GRADO XII.—La representación del pueblo.

Los trabajos se proponen el estudio del Tributo e investigan los medios eficaces y prácticos de hacer de él un elemento real de la riqueza pública; y una vez que en los grados anteriores se han asentado sobre sus verdaderas bases las nociones del Capital, de la propiedad y del trabajo, se procura en este grado sentar sólida­mente la noción y arreglo del Tributo, como complementaria de aquellas nociones y como un auxiliar poderoso y eficaz de ellas.

GRADO XIII.—Deísmo antimasónico.

Los trabajos tienen por objeto el perfeccionamiento de la ins­trucción del pueblo por el examen profundo de las nociones que tenemos sobre la Causa Primera, de su origen y de su modo de ser en nuestro espíritu; y también de la modificación de la enseñanza idealista para hacerla compatible con las exigencias de la Justicia universal e inmutable, y con las necesidades ingentes de la civi­lización y del progreso creciente de la especie humana.

GRADO XIV.—Super naturalismo antimasónico.

Los trabajos tienden a hacer proclamar y reconocer en todas partes el derecho inalienable de la libertad absoluta de la conciencia y del pensamiento, que todos los hombres poseen de derecho por su propia naturaleza y deben poseer de hecho, sin excepción ninguna; y se proponen la reivindicación más amplia y más formal de este precioso derecho por los medios que se creen más eficaces.

GRADO XV.-—Lucha incesante para obtener el triunfo del progreso por la razón.

Los trabajos tienen por objeto precisar bien claramente que, siendo el hombre libre por su derecho natural y propio, la libertad personal no puede ser restringida por la ley, sino cuando la ley es realmente la armonía entre los derechos del hombre aislado y los deberes del hombre en sociedad; y que la infracción de este principio engendra un conflicto entre los derechos, los deberes y los intereses de los hombres, y hace imposibles el progreso y el bienestar de las sociedades.

GRADO XVI.—El triunfo de la libertad exige valor y perse­verancia.

Los trabajos ponen en claro que la igualdad humana trae como consecuencia inmediata el respeto a la libertad e independencia de las naciones, consideradas como agrupamientos históricos o territo­riales; y como consecuencia inmediata el respeto a los derechos y a los intereses generales de la humanidad, que no deben ser restrin­gidos ni limitados por las fronteras de las naciones, ante las cuales sólo se detienen los intereses puramente nacionales.

GRADO XVII. El triunfo de la fraternidad exige la libertad de reunión.

Los trabajos tienen por objeto hacer comprender que el derecho de reunión es un factor importantísimo e indispensable para la marcha del progreso; y se proponen demostrar que sin el ejercicio pleno y entero de ese derecho, la soberanía del pueblo se convierte en patrimonio de las medianías y en objeto de indignas explota­ciones.

GRADO XVIII. Emancipación de la humanidad por el amor y por la enseñanza libre de la verdad gnóstica.

Los trabajos recaen sobre la libertad absoluta de la palabra hablada o escrita, sobre la práctica del derecho humano que cada uno tiene para formular su opinión o sus ideas de la manera que le parezca más aceptable, y todo sin trabas ni restricciones de ninguna especie, en tanto que los derechos de los demás hombres no sean heridos o restringidos por esa manifestación. Se demuestra también el alto concepto de soberbia dignidad a que se eleva el que consi­derándose dueño de ese derecho, lo usa y ejercita discreta y legal­mente en bien de la especie humana y para la enseñanza de !a verdad entera. No hasta tener un derecho: es necesario ejercerlo. De otro modo, el derecho resultaría ineficaz y completamente irrisorio para los hombres.

GRADO XIX.—El triunfo de la verdad exige el acuerdo entre los intereses materiales y morales, realizado por las pasiones nobles.

Los trabajos ponen de relieve que para hacer efectivo los derechos del hombre, el progreso moral debe unirse al progreso intelectual y modificar sus principios, según las nuevas necesidades y del estado de adelantamiento de la instrucción general del país.

GRADO XX. Redención de las majas por la predicación de la verdad.

Los trabajos tienen por fin la demostración de la necesidad de mantener constantemente y por todos los medios posibles el derecho de todos los hombres a la igualdad ante la equidad, y a la igualdad en el goce entero y completo de todos sus derechos na­turales.

ORADO XXI.—La víctima tiene derecho de venganza sobre el criminal.

Los trabajos estudian la falsa libertad que produce la licen­cia, el falso orden que ocasiona la anarquía, y la falsa y nial com­prendida humanidad que conduce al despotismo de la’ masas relacionando el desarrollo de estos males con el estado social actual para investigar los remedios más inmediatos y eficaces.

GRADO XXII.—La apoteosis de la gran obra, el trabajo.

Los trabajos recaen sobre la rehabilitación del proletario por el reinado de las colectividades, teniendo por medio el naturalismo racional y la familia por templo; y sobre los medios más adecuados de constituir lo más pronto posible la federación industrial y la familia industrial, teniendo por vínculo de solidaridad el libre cam­bio, hasta donde el estado económico de los pueblos permita establecerlo; pero considerándolo como el idea! a que deben tender constantemente todos los esfuerzos bien dirigidos.

GRADO XXIII.—La acción gubernamental debe desarraigar las preocupaciones.

Los trabajos tienen por objeto la investigación de los medios eficaces para garantizar la libertad personal contra los abusos de poder de la autoridad constituida y contra los errores posibles de la buena fe de sus representantes legítimos.

GRADO XXIV.—La necesidad de la destrucción del sectarismo da derecho a las generaciones nuevas para modificar las leyes de las generaciones pasadas.

Los trabajos se proponen arrancar de las manos del poder irresponsable la palanca omnipotente de la administración de justicia, y darle como punto de apoyo la conciencia de los pueblos y no el ciego despotismo, para que no pueda ser dirigida y mane­jada sino por la sabiduría, la buena fe y la lealtad más acendradas.

Conviene estudiar la institución del jurado.

GRADO XXV.—Para conquistar la libertad deben romperse aún por la fuerza las cadenas del despotismo.

Los trabajos van encaminados a poner de manifiesto, que el hombre no puede nada careciendo de la libertad, panacea eficaz de todos los males sociales; y que para conquistarla y merecerla le son indispensables el valor y la audacia que rompen las cadenas del despotismo.

GRADO XXVI.—La igualdad social resulta de ia armoniza­ción de las leyes con ¡os principios, la educación y los usos sociales.

Los trabajos tienen por objeto batir en brecha todo privilegio, lodo monopolio, toda división basada en el nacimiento, la posición o la riqueza, para obtener con su completa abolición la igualdad social bien entendida y la sustitución del funesto espíritu de casta por el noble y liberal espíritu masónico, con el cual no tendrá obstáculo en su marcha el bienestar de los hombres.

GRADO XXVII.—La autoridad gubernamental debe ser rem­plazada por la representación directa de los intereses libres de los asociados.

Los trabajos van encaminados a demostrar la necesidad de asegurar la responsabilidad del gobierno y de asegurar los derechos de los gobernados por medio de una alta Corte Suprema de justicia ante la cual todos puedan representar, tanto en cuanto al fondo corno en cuanto a la forma, contra iodo acto de autoridad que lastime derechos justos y legítimos.

GRADO XXVIII.— El verdadero Dios es la razón pura en la naturaleza.

Los trabajos tienen por objeto establecer que la fuente verda­dera de la religión natural, de la moral universal, de la fraternidad y de la solidaridad masónica, está en nuestro deber imprescriptible de servirnos de nuestra inteligencia para descubrir el principio de todo lo que es verdadero y de todo lo que es bueno, a fin de espar­cirlo y comunicarlo sinceramente a todos los hombres.

GRADO XXIX.—La soberanía del pueblo debe ser defendida a todo trance.

Los trabajos están consagrados a demostrar, que teniendo los hombres pasiones e intereses radicales, opuestos a menudo diame­tralmente a la moral, a la filosofía y a !a intelectualidad, no pueden ser gobernados por la razón pura; y que por consecuencia, los legis­ladores deben conducirse de manera que el principio se acomodó a la necesidad, hasta que la lev irresistible del progreso, consiguien­do armonizar y concordar los intereses materiales con los inmateria­les, los haga marchar adelante sin que se opongan los unos a los otros, sino antes bien perfectamente unidos, a fin de que los unos sirvan de auxiliar poderoso y seguro a los otros.

GRADO XXX.—Obrar amando y odiando a todo trance; res­petando y despreciando sin límites,

Les trabajos tienen por objeto demostrar, que la humanidad está aún infestada por el error que ha hecho conocer la enseñanza masónica, revelando las verdades gnósticas; que se debe destruir por todas partes ese error, sustituyéndolo con la verdad y llenando este deber por todos los medios posibles; y por consecuencia, que todos los Caballeros Kadosch están obligados a combatir, por cuantos medios estén a su alcance, para asegurarse a si mismos  para asegurar a todos los demás hombres la libertad política y la libertad religiosa, sin las cuales, absolutamente imposible llegar a alcanzar un grado elevado en la civilización humana. El Kadosch es el masón encargado de poner en práctica la verdad gnóstica, enseñada por la filosofía masónica.