En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía un hombre llamado Martín. Martín era conocido por su espíritu curioso y su sed de conocimiento. Siempre estaba lleno de preguntas y nunca dejaba de cuestionar lo que le rodeaba.

Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo, se encontró con un viejo sabio sentado en un banco. El sabio parecía estar en profunda meditación, pero Martín decidió acercarse y entablar una conversación.

“Señor sabio, me gustaría saber por qué es tan importante dudar e investigar”, dijo Martín con curiosidad.

El sabio levantó la vista y miró a Martín con una sonrisa sabia. “Querido joven, la duda y la investigación son las herramientas que nos permiten descubrir la verdad y alcanzar la justicia”, respondió.

Intrigado, Martín le pidió al sabio que le explicara más. El sabio comenzó a contarle una historia.

“Había una vez un hombre llamado Pedro, que creía que tenía todas las respuestas. Nunca se permitió dudar o cuestionar sus creencias. Estaba convencido de que su visión del mundo era la única correcta y se negaba a escuchar a los demás”.

“Con el tiempo, Pedro se volvió infeliz y solitario. Sus creencias rígidas lo aislaron de los demás, y su falta de curiosidad lo dejó atrapado en un mundo limitado. No podía ver más allá de sus propias ideas y se cerró a nuevas perspectivas”.

“En contraste, había otro hombre llamado Juan. Juan era un investigador incansable. Siempre estaba buscando respuestas y no se conformaba con lo que se le decía. Dudaba de todo y se adentraba en la investigación para descubrir la verdad por sí mismo”.

“Juan se enfrentó a desafíos y obstáculos en su camino, pero cada vez que encontraba una respuesta, su conocimiento se expandía y su visión del mundo se volvía más clara. A medida que adquiría más sabiduría, también se volvía más compasivo y justo”.

“Querido Martín, la duda y la investigación nos permiten cuestionar nuestras creencias, aprender de los demás y buscar la verdad. Nos ayudan a crecer como personas y a desarrollar una visión más amplia y compasiva del mundo. Sin duda y sin investigación, nos estancamos en nuestras limitaciones y nos volvemos injustos hacia los demás”.

Martín reflexionó sobre las palabras del sabio y se dio cuenta de la importancia de la duda y la investigación en su propia vida. A partir de ese momento, se comprometió a abrazar la curiosidad y a no temer hacer preguntas difíciles. Comenzó a explorar nuevas ideas, a aprender de diferentes perspectivas y a cultivar una mente abierta.

Y así, Martín descubrió que la duda y la investigación no solo lo ayudaban a expandir su conocimiento, sino que también lo llenaban de alegría y lo guiaban hacia una vida más justa y significativa.

En un mundo lleno de respuestas prefabricadas y creencias inflexibles, es vital cultivar la duda y la investigación. Estas cualidades nos permiten crecer, aprender y ser más compasivos hacia los demás. No tengas miedo de hacer preguntas y desafiar tus propias creencias. Abraza la duda y permítete investigar para descubrir la verdad. En ese camino, encontrarás una vida llena de alegría, sabiduría y justicia. Nunca dejes de dudar y nunca dejes de investigar.

Hermano Benjamín