Hoy, quiero compartir con ustedes una historia asombrosa y llena de enseñanzas filosóficas, que nos llevará a reflexionar sobre el poder de la sabiduría y el conocimiento.
Imagínense un día soleado en un antiguo bosque, donde los secretos y la magia se entrelazan en cada rincón. En ese lugar misterioso, se encuentran dos personajes legendarios: el joven Arturo y el gran mago Merlín.
Un día, mientras caminaban por los senderos del bosque, Merlín colocó frente a Arturo un plato de sopa exquisita. ¿Qué misterios escondía esa sopa? Merlín le sugirió probarla, y sin dudar, Arturo lo hizo. Cada cucharada desvelaba sabores que nunca antes había experimentado, una sopa que parecía tener la esencia de la propia magia. Pero justo en el momento en que se sentía más cautivado por aquel manjar, el plato fue arrebatado de sus manos.
“Espera, quiero más”, murmuró Arturo con la boca llena aún. Pero Merlín negó su petición con una enigmática sonrisa y unas palabras que resonaron en el corazón del joven: “Todo el banquete está en esa primera cucharada”.
Al principio, Arturo se sintió frustrado, pero pronto entendió la profunda lección que le estaba enseñando Merlín. A veces, la verdadera sabiduría y conocimiento no están en el exceso de información, sino en el entendimiento y la asimilación de las enseñanzas más importantes.
El joven Arturo se dio cuenta de que esa primera cucharada de sopa contenía todo lo que necesitaba saber, y que a partir de esa lección, podría seguir creciendo y aprendiendo por sí mismo.
Más tarde, mientras descansaba bajo un árbol, Merlín se acercó y dejó un plato lleno de sopa a su lado. Era un recordatorio de que el aprendizaje nunca se detiene, pero también de que, a veces, menos es más. Merlín le susurró: “¿De qué me habrían servido todos esos años en la escuela de magia, si no hubiera podido enseñártelo todo en la primera lección?”.
Esta historia nos invita a reflexionar sobre cómo el conocimiento masónico puede ser como esa primera cucharada de sopa, llena de profundas enseñanzas que van más allá de la superficie. Cada ritual, cada símbolo y cada palabra encierran sabiduría ancestral que nos guía en nuestro camino hacia la iluminación.
Al igual que Arturo, debemos apreciar cada pequeño aprendizaje y permitir que nos nutra y fortalezca. Y, al mismo tiempo, debemos recordar que el camino masónico es una continua búsqueda, una sopa infinita de conocimiento que nos espera para que nos sirvamos de ella.
Así que, queridos hermanos y hermanas, los invito a sumergirse en este maravilloso viaje masónico, saboreando cada lección y dejando que la magia de la sabiduría nos guíe en nuestra travesía. En cada paso, encontraremos nuevos tesoros y secretos, y en cada cucharada, estará la esencia misma de la masonería.
No olvidemos que cada día es una oportunidad para aprender y crecer, y que la sopa de la sabiduría nunca se agota. Permítanse ser los aprendices más entusiastas y ávidos de conocimiento, y así alcanzarán la cima de la montaña masónica, donde se revelan los más grandes misterios del universo.
Que la luz de la sabiduría ilumine sus caminos y que nunca dejen de explorar los secretos de la masonería. ¡Sean siempre dignos y valientes en esta travesía mágica!
Hermano Benjamín
Leave A Comment