Respeta las concepciones religiosas y políticas particulares de cada uno de sus miembros, quienes con absoluta libertad pueden abrazar las creencias que mejor aporten a su conciencia ilustrada. Exalta la virtud de la tolerancia, por lo que aleja de sus templos las discusiones de política partidista y de todo sectarismo religioso.
Los masones se organizan en comunidades fraternidades denominadas Logias, que a su vez se organizan en una Gran Logia, órgano regulador institucional, autónomo en cada país, que gobierna exclusivamente en el territorio en que se extiende la acción de sus Logias. Prescinde de organizaciones internacionales que determinen obligaciones para cada potencia masónica, pero en conjunto promueven valores superiores comunes en bien de toda la Humanidad.
Hermano Benjamín | https://www.granlogia.cl/index.php/conozca-la-masoneria/que-es-la-masoneria | Septiembre | 2020
La Francmasonería es una fratría iniciática, y como tal, o es un organismo vivo o no es. La Francmasonería se define por su quehacer y cumplirá sus fines y principios no sólo ajustándose a sus coordenadas temporales, sino estando en la vanguardia ética, social y filosófica de cada época, lo que significa que ha de tener un papel de referencia crítica y, al mismo tiempo, de ancla que permita transmitir los valores humanistas y librepensadores que han servido, y creemos que deben continuar sirviendo, para progresar en el conocimiento, elevar la dignidad de las personas y mejorar las condiciones de la existencia humana.
Los indicios de los cambios de los que hoy somos testigos y actores (voluntarios o involuntarios) pudieron atisbarse ya en la década de los setenta del siglo pasado y fueron acelerándose en los noventa al hilo del imparable y globalizador desarrollo de las nuevas e impresionantes tecnologías, de las que internet es el exponente de mayor proyección pública.
Desde hace una generación se han ido acelerando los cambios que hoy ya son visibles en nuestras sociedades y que afectan directamente a nuestras vidas; y dentro de otra generación el mundo será difícilmente reconocible para quienes la mayor parte de su horizonte vital ha transcurrido en la segunda mitad del siglo XX, la época en la que la vieja y ahora decadente Europa logró las mayores cotas de libertad, bienestar y justicia social que se han conocido.
Nuestro tiempo no deja de ofrecer síntomas muy preocupantes de intolerancia, fanatismo y confusión. Se ha extendido y acrecentado la banalización de nuestra cotidianidad, incluyendo la violencia. Es tiempo de miedos, a los que no debemos ceder ni una micra.
Valentín Díaz | Cultura Masónica | Abril | 2011