La mente es como un jardín. Si no sabes qué estás sembrando, no te sorprendas de lo que cosechas.
Imagina que un día despiertas y, aunque todo parece “perfecto” desde afuera, por dentro sientes un vacío inexplicable. Tienes un buen trabajo, prestigio, ingresos estables, pero algo no encaja. Este fue el caso de Anne-Laure Le Cunff, quien dejó su puesto en Google para emprender un viaje no hacia el éxito, sino hacia sí misma.
Su historia es como una parábola moderna que podrías contar junto al fuego: una mujer que sube la montaña del éxito solo para descubrir que no era su montaña.
Comenzó con la misma fórmula que muchos: estudia, trabaja duro, escala posiciones. Pero a pesar de haber “llegado”, se sentía… apagada. Su cuerpo y su mente le gritaban que ese camino no era el suyo. Renunció. Lo intentó de nuevo con una startup. Y otra vez se topó con el mismo desencanto. El molde de éxito que todos usaban no le servía a ella.
Fue hasta que su empresa fracasó cuando, sin un mapa ni brújula, se hizo la pregunta que cambiaría todo: “¿Qué me haría feliz si dejo de perseguir lo que otros consideran éxito?”
La respuesta la llevó al cerebro. Literalmente. Decidió estudiar neurociencia y transformar su curiosidad en un laboratorio viviente: su propia vida. Así nació su newsletter, donde cada semana compartía experimentos sencillos para vivir mejor. Y no desde el deber o la perfección… sino desde la exploración, el juego, el “¿y si…?”
🧠 Los tres caminos que nos sabotean (y el cuarto que libera)
Fue entonces que identificó tres formas en que la mente nos sabotea sin que nos demos cuenta:
- El Modo Cínico: Esa voz interna que ya no cree en nada ni en nadie. Que se burla de los soñadores porque una vez soñó y se rompió. Aquí la ambición y la curiosidad están dormidas, y uno sobrevive, pero no vive.
- El Modo Escapista: Aún tienes curiosidad, pero ya no crees que valga la pena intentarlo. Entonces sueñas, planeas viajes, te pierdes en series… pero no actúas.
- El Modo Perfeccionista: Eres ambicioso, pero has matado tu curiosidad. Todo se trata de lograr metas, acumular logros. La vida se convierte en un check list interminable. Aquí, el miedo al error paraliza y agota.
📍 Pero hay un cuarto camino: El Modo Experimental. El que mezcla la ambición con la curiosidad. El que dice: “No sé a dónde voy, pero voy a probar”. En vez de metas rígidas, diseñas pequeños experimentos: ¿Qué pasa si intento esto durante dos semanas? ¿Y si pruebo aquello durante un mes?
A esto Anne-Laure lo llama hacer un pacto experimental contigo mismo. No como una resolución de Año Nuevo que muere en febrero, sino como un pequeño compromiso. Algo concreto, con una duración definida, que puedas seguir con curiosidad. No para “ser exitoso”, sino para aprender.
Y aquí está la clave: no necesitas tener todo resuelto para comenzar. Solo necesitas querer descubrir. Querer jugar. Querer vivir desde la pregunta, no desde la respuesta.
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