Queridos lectores,
Hoy, quiero compartir con ustedes una lección valiosa que he aprendido en mi camino como masón: la importancia de seguir la luz incluso después de haber cedido a la oscuridad. He experimentado momentos en los que me he alejado de mi verdadero camino, traicionando mis principios y cediendo a la tentación de las tinieblas. Curiosamente, parecía que todo seguía saliendo bien, como si no hubiera consecuencias.
Sin embargo, en algún momento, llegué a un abismo repentino. A pesar de haber dado miles de pasos seguros, un solo paso en falso podría haber arruinado todo. Fue entonces cuando el masón en mí decidió detenerse antes de autodestruirse.
En ese momento crucial, escuché cuatro comentarios desalentadores resonando en mi mente: “Tu conducta siempre ha sido equivocada. Ya eres demasiado grande para cambiar. Tú no eres bueno. Tú no mereces nada”. Esas palabras parecían querer hundirme aún más en la oscuridad y la desesperanza.
Sin embargo, levanté mis ojos al cielo en busca de orientación y escuché una voz suave pero poderosa. “Querido amigo”, dijo la voz, “todos hemos cometido errores y hemos hecho cosas equivocadas en la vida. Estás perdonado, pero el perdón no puede ser forzado. La decisión está en tus manos”.
En ese momento, me di cuenta de que ser un masón, alguien que vive la masonería, implicaba aceptar el perdón y la redención. No se trataba solo de perdonarme a mí mismo, sino de abrir mi corazón y permitir que la luz divina me guíe en el camino de la rectitud y el crecimiento espiritual.
Desde entonces, he abrazado el perdón y la renovación en mi vida. He aprendido que cada uno de nosotros es capaz de cometer errores, pero también de rectificar y buscar la luz en medio de las tinieblas. Aceptar el perdón no significa excusar nuestros errores, sino reconocer que somos seres imperfectos en constante evolución.
Queridos lectores, los invito a reflexionar sobre sus propias experiencias y errores pasados. Recuerden que todos somos dignos de perdón y redención. No permitan que los comentarios negativos los hundan, sino al contrario, busquen la luz y la guía divina para encontrar la fuerza y la voluntad de cambiar.
Como masón, sé que el camino de la luz no siempre es fácil, pero es un camino que nos brinda sabiduría y crecimiento. Aceptemos el perdón y permitamos que la luz ilumine nuestro camino, guiándonos hacia una vida masónica plena y significativa.
¡Que la luz del conocimiento y el perdón nos inspire a seguir adelante!
Con cariño,
Hermano Benjamín
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