Reinterpretación Masónica : Salmo 14 Necedad y corrupción del hombre

En medio del vasto firmamento estrellado, la voz de David resuena a través de los siglos, capturando la esencia de la condición humana con sabiduría y claridad. En el Salmo que nos ocupa, el Salmo 14, se teje una narrativa que trasciende el tiempo y llega a nuestros corazones masónicos, invitándonos a reflexionar sobre la naturaleza de la humanidad y las eternas luchas entre la luz y la oscuridad.

En un mundo antiguo, donde las creencias divinas eran tan palpables como el aire que respiramos, David nos lleva a una introspección profunda al presentarnos a los necios que niegan la existencia de Dios. “Dice el necio en su corazón: No hay Dios.” La osadía de esta afirmación resuena incluso en nuestro presente, donde los cuestionamientos sobre la existencia de lo divino persisten.

La corrupción se entrelaza con la necedad, y los seres humanos, en su búsqueda insaciable de poder y deseos terrenales, caen en obras abominables. ¿Acaso no nos encontramos también en este dilema moral? La masonería, con su énfasis en la moralidad y la virtud, nos invita a cuestionar nuestras acciones y elecciones, a fin de no caer en la corrupción de la que habla David.

Sin embargo, entre la oscuridad, brilla un destello de esperanza. Jehová mira desde los cielos, buscando aquellos que, en medio de la corrupción, buscan a Dios con sincero entendimiento. Aquí encontramos la llama de la filosofía masónica, aquella que nos guía hacia la luz y la verdad en medio de la oscuridad.

Y así, el Salmo concluye con una llamada a la esperanza y la salvación. Jacob y su pueblo anhelan la liberación, una liberación que, para nosotros, también puede representar la liberación del ciclo de la necedad y la corrupción. En nuestras logias y en nuestra vida cotidiana, somos llamados a ser la esperanza que brilla en medio de la oscuridad, a buscar la verdad y la virtud, y a encontrar la salvación en la elevación constante de nuestra naturaleza humana.

En el presente, en la lectura de las antiguas palabras de David, encontramos una brújula para orientarnos en nuestro camino masónico y en la vida misma. La reflexión sobre la necedad y la corrupción nos impulsa a ser mejores, a luchar por la luz y a aspirar a la salvación del espíritu humano.