En la quietud de la logia, en medio de la solemnidad ritual, se ha tejido un mito sobre la seriedad y la formalidad que se espera de un masón. Sin embargo, en el crisol de la experiencia y el conocimiento compartido, nos damos cuenta de que hay más en nuestra travesía masónica que simplemente la búsqueda de la sabiduría y la solemnidad ritual. ¿Qué tal si exploramos la idea de que la diversión también puede ser una parte esencial de este camino?

Imagínate a un grupo de hermanos compartiendo risas y sonrisas, reuniéndose no solo para discutir antiguas enseñanzas, sino también para celebrar la camaradería que une sus corazones. En el corazón mismo de la masonería yace la idea de buscar la verdad, y la verdad se manifiesta en muchas formas. A menudo, encontramos la verdad en momentos de alegría y relajación, en esos espacios donde las máscaras caen y las almas se entrelazan en un sentimiento de unidad.

La diversión no es simplemente una fuga de las responsabilidades y los deberes masónicos, sino más bien un camino que puede conducirnos a una mayor comprensión y claridad. Cuando nos permitimos disfrutar y reír, liberamos endorfinas que no solo nos hacen sentir bien, sino que también estimulan la creatividad y la resiliencia. Es en esos momentos de alegría compartida que nuestras mentes pueden abrirse a nuevas perspectivas y soluciones innovadoras.

Imagina una logia en la que los hermanos, después de una reunión formal y productiva, se reúnen para compartir historias, anécdotas y chistes. Estos momentos informales no solo fortalecen los lazos entre los hermanos, sino que también permiten que las enseñanzas se arraiguen en la experiencia personal, creando conexiones más profundas y significativas.

En este camino hacia la reflexión y el descubrimiento, es vital recordar que la diversión no significa frivolidad ni falta de compromiso. Más bien, es una forma de equilibrar la seriedad con la ligereza, el estudio con la risa, y la formalidad con la camaradería. Al hacerlo, nos encontramos en un estado de flujo, donde las ideas fluyen, las tensiones se disuelven y las conexiones se fortalecen.

Así que, queridos hermanos, mientras exploramos los misterios y desafíos de la masonería, recordemos que la diversión es un ingrediente esencial en esta búsqueda. No se trata solo de rituales y libros antiguos, sino también de risas compartidas y momentos de alegría. La diversión no disminuye la seriedad de nuestra búsqueda; en cambio, la enriquece y nos ayuda a florecer en todas las facetas de nuestras vidas masónicas y personales.